En la Conferencia Regional de Educación Superior que comenzó en Colombia, académicos, estudiantes y autoridades discutieron cómo acercar al presente los principios reformistas, que este mes celebran su 90º aniversario.
Por Julián Bruschtein, Página/12Desde Cartagena de Indias
Con el golpeteo constante del Mar Caribe sobre sus paredes exteriores, el imponente Centro de Convenciones de Cartagena de Indias recibe a los asistentes a la Conferencia Regional de Educación Superior (CRES-2008). Aquí, en uno de los salones del sector Barahona, los panelistas disertan bajo el lema “A 90 años de Córdoba, la universidad latinoamericana”. El debate transcurre encendido entre estudiantes, autoridades académicas y funcionarios, todos pensando cómo hacer para que aquel manifiesto rector de la vida universitaria deje de formar parte de la nostalgia y vuelva a vivir después del paso arrasador del neoliberalismo en los ’90.
Luego de que el presidente de la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña de Estudiantes (Oclae), el cubano Luis Arza Valdez, hiciera las presentaciones, el primero en tomar la palabra es el presidente de la Federación Universitaria Argentina, Mariano Marquínez (Franja Morada), quien hizo un racconto de las vicisitudes por las que pasó el sistema de educación superior argentino, desde la reforma hasta el presente. Luego fue al punto: “Estamos en un momento de trasformación en el que tenemos que terminar con las leyes neoliberales”. Antes había destacado a “los estudiantes universitarios colombianos, que aún con los 11 estudiantes asesinados por las fuerzas de seguridad en los últimos tres años siguen movilizándose contra la política de violencia del Estado” (ver aparte).
Entre el público había una gran representación de la delegación argentina, como el secretario de Políticas Universitarias, Alberto Dibbern –que fue nombrado presidente del consejo de administración del Iesalc–, autoridades de la UBA y de otras casas de estudios. Entre ellos, se mezclaban representantes estudiantiles de distintos puntos de América latina. Combinando camisas y corbatas con las características guayaberas y algún que otro guarache (sandalias), las delegaciones de alumnos esperaban su turno para contar sus experiencias y expresar sus opiniones.
El investigador argentino Pablo Gentili, especialista en Educación radicado en Río de Janeiro, continuó con la intervención de la mesa al asegurar que “hay que recuperar las ideas fundamentales de la Reforma del ’18, pero no de manera declarativa. Necesariamente tenemos que retomar aquellas posturas para que la universidad vuelva a ser vista como un espacio de transformación”. Destacó también que había que recuperar “el sentido de universidad que se planteaba en el ’18. En aquellos años se pensaba a la universidad vinculada con un modelo de Nación, para pensar la sociedad, y hoy no sólo ya no sucede, sino que además ni siquiera es vista como un espacio de transformación”. También advirtió que la Reforma no se “debía tomar como un hecho nostálgico que no volverá a ocurrir, y menos tratar de repetir la gesta de Córdoba hoy, 90 años después. Cualquiera de las dos son formas de olvidarla y de condenarla al desván de la historia”.
Existía coincidencia sobre la necesidad de traer esas posturas al presente para enfrentar la situación por la que atraviesa la universidad en la región, después del direccionamiento neoliberal. Por eso el presidente del Grupo Montevideo de universidades, Rafael Guarga, explicó que de la CRES debía surgir un pronunciamiento en contra de la declaración de la Organización Mundial de Comercio (OMC), que pretende considerar a la educación como un “bien transable”. Para ello destacó que “el objetivo es que la educación sea eliminada del ámbito de la OMC” y que la conferencia sería “un punto de partida para ayudar al desarrollo de la fundamentación que se presentará en la conferencia mundial de París, el año que viene”.
Pidiendo el micrófono, el rector de la Universidad de la República del Uruguay, Rodrigo Arocena, rápidamente destacó la ausencia de “los grandes temas de la reforma de Córdoba, los que tienen vigencia para el siglo XXI, que apenas están presentes en la agenda de la CRES”. Enumeró a la extensión universitaria, el cogobierno y la participación estudiantil “que en Latinoamérica se está debilitando”, y se preguntó “¿por qué no hay estudiantes en las otras mesas?”, si participan del cogobierno de las universidades. “Estoy haciendo una autocrítica a la universidad latinoamericana, porque en estos años hemos dado una batalla de resistencia, pero no hemos planteado cómo vivificar los valores permanentes de la Reforma en las condiciones sociales y culturales del siglo XXI.”
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