Por Manuel Burga
Diario La República, Perú. Jueves, 19 de Junio 2008
El diario español EL PAÍS, el 4 de febrero pasado, trajo la noticia de que "El huracán PISA llega a la universidad", de manera específica a la española para "comparar las capacidades de los universitarios que están a punto de terminar la carrera". La noticia se completa indicando que para esto se están desarrollando "nuevos instrumentos de evaluación" dentro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Se trata entonces de un PISA de universidades y ya varios países, como Australia, Corea, Japón, México, Holanda, Noruega, España, Suecia y Estados Unidos, están comprometidos en el proyecto.
Sabemos muy bien lo que es el PISA (Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes). Nuestros jóvenes de 15 años, de nivel secundario, participaron en el PISA 2001 y fueron evaluados durante tres años en comprensión lectora, matemática y ciencias. Quedamos en último lugar entre 43 países. Por eso precisamente lo llaman "huracán", porque barrió a muchos, acabó con algunos mitos, dejando en lugares mediocres a países aparentemente tan encumbrados como España y Reino Unido. El PISA de universidades, como el original, evaluará también resultados. Entonces, ¿qué estamos haciendo para no quedar de nuevo en situaciones tan ridículas y marginales?
Cada vez tenemos más información. El Grupo de Opinión Pública de la U. de Lima hace poco dio a conocer su III Encuesta Anual sobre la Universidad Peruana y sus resultados no nos sorprenden. El 65.0% opina que la situación actual de la universidad peruana es regular, y regular –en el habla limeña– es más bien mal. Un 69.9% reconoce que hay poco apoyo estatal; lo que todo el mundo conoce. Un 57.1% opina que la universidad pública es solamente "regular" y que no ha mejorado en los últimos 5 años. Contrariamente, un 60.7% coincide en que la Privada es buena. Hay respuestas que parecen validar la Encuesta, como la percepción de que el ingreso a las privadas es mucho más fácil que a las públicas y que si pudieran estudiar en una universidad extranjera un 72.3% dejaría el país para hacerlo.
Pero hay otras que sorprenden: un 33.4% apoya a las universidades-negocio y un 68.2 opina que las Privadas serán mejores en los próximos 10 años. También sorprende un contundente 85.6% a favor del cogobierno universitario. Entonces, aunque el universo de encuestados no parece el más pertinente, podemos concluir que la gente mira con simpatía a la universidad privada, incluso a la polémica universidad-negocio, y desconfía del presente y futuro de la Pública. Esto lógicamente contradice al Ranking Universitario peruano elaborado por el doctor Luis Piscoya el año 2005, donde entre las 10 primeras hay 7 Públicas y solamente 3 Privadas.
Los integrantes de la Comisión de Educación del Congreso, quienes están frente a dos proyectos de nueva ley universitaria, el 773 y el 983, presentados por la bancada aprista y la nacionalista, respectivamente, hace ya más de dos años, tienen que llegar a un texto único. Ambos proyectos coinciden en identificar la crisis actual, en promover la calidad y la investigación en la universidad. Ambos, asimismo, discrepan cuando se trata de las dimensiones de los órganos de gobierno, de la forma de elección de las autoridades, de los niveles dentro de las categorías docentes, la continuidad de la ANR y la creación de un Consejo Nacional de la Educación Superior.
Por lo tanto es necesario encontrar una salida y pronto. Todo el período del presidente Toledo, de 2001 a 2006, se discutió este tema y dentro de este contexto se inició la homologación del docente universitario, que aún no es aprovechada por el Ejecutivo, ni el Legislativo, para poner en marcha un auténtico cambio en la educación superior. Los docentes universitarios y los alumnos lo esperan indudablemente. Reforma universitaria –tal como algunos la sueñan– puede ser una buena herramienta de transformación. Tuvimos una Reforma universitaria liberal en el siglo XIX y la famosa Reforma de Córdoba en el siglo XX, y las dos han terminado con una universidad en crisis. Ahora no podemos cerrar los ojos ante una "silenciosa" Reforma universitaria en marcha en los extramuros de la universidad pública, personificada en la universidad-negocio, montada en la ola privatista de la economía de mercado, que evita la norma universitaria, ofrece una oferta educativa ilimitada y crea guetos donde se empobrece nuestra ya empobrecida clase media.
No esperamos una norma legal mágica, pero sí una que vuelva más competitiva a nuestra universidad pública y la prepare a enfrentar los desafíos evaluadores del mundo actual, ese huracán PISA que ya nos amenaza. Los legisladores tendrán que ponerse a la vanguardia de este movimiento, o la educación superior terminará convertida en el paraíso de los especuladores y donde las universidades públicas tendrán que inventar sus propias normativas.Véase Encuesta Completa en los Links de este Blog "Universidades Peruanas. Ultima encuesta (2008)".
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