19 de junio de 2008

LOCE, LGE Y MOVIMIENTO ESTUDIANTIL


Reportaje Movimiento Secundario actual: LGE y críticas educacionales.

Las críticas o expresiones cívicas en relación a las políticas gubernamentales son prolíferas, cotidianas y, muchas veces, exageradamente escandalizadas. Tal es el caso de las así llamadas "demandas educacionales", tan asociables a las movilizaciones universitarias que se realizan año tras año, pero que, a sorpresa de la opinión pública, ha contagiado masivamente a la clase secundaria del país.

El movimiento estudiantil secundario es evidentemente un proceso sucesorio de la así llamada "revolución pingüino" vivida hace ya 2 años, pero mantiene aspectos autónomos en relación a las situaciones formales a las que apunta. En efecto, el movimiento pasado incluía críticas directas a la situación legislativa vigente del periodo (Ley Orgánica Constitucional de la Educación, LOCE), pero el panorama a cambiado sutilmente luego de los efectos de dichas reacciones.

En la actualidad, vemos un movimiento que se afronta a proyectos de ley tales como la Ley General de la Educación, ratifica su compromiso con la democratización de la educación y, por sobre todo, con el acceso a su derecho fundamental: una educación de calidad.

Esfera legal, LOCE y LGE: ¿Hay una evolución?

Rompiendo con la lógica de una redacción deductiva, comienzo ratificando la hipótesis: si hay una evolución, pero esta no se da de forma ideal.

Para comprender la realidad de la LGE se debe tener presente su principal inspirador (LOCE), y por consiguiente, el marco de su gestación "democrática". La LOCE, como una figura nueva fruto de la Constitución Política de 1980 (antes de dicha carta no existían las Leyes Orgánicas), consolida una intención política por adecuar el proceso educativo a las reformas macro que sufría la nación: liberalismo, capitalismo y mercantilismo. La cuna de la LOCE es un sitio autocrático, intervenido militarmente, alterado e ilegítimo: ni siquiera existía un Congreso Nacional funcional en dicho periodo. En definitiva, ésta entidad carece de las características propias de la conocida "transición a la democracia", y además potencia la facilidad de lucro y privatización en todas las áreas de la sociedad.

¿Modifica esta situación la LGE? De forma relativa, sí, pero en el fondo, no. La LGE apunta, en resumidas cuentas, a las siguientes heridas intestinales de la LOCE:

- Consolidación de mecanismos que resguarden la calidad de la educación. El movimiento exigió categóricamente que el Estado participe garantizando una educación equitativa y de calidad. Esta demanda es recogida por la LGE, estableciéndose mecanismos que aseguren criterios mínimos de calidad, como también sanciones e instituciones concretas que velen por ellos.
- Control de los particulares en la intervención del "negocio" educacional. Los requisitos para participar como sostenedor de un establecimiento educacional son aumentados sustancialmente, promoviéndose una mayor seriedad e interés pedagógico en la intervención de los particulares. No obstante, se sigue incentivando a que personas jurídicas y otras asociaciones inviertan y formen parte de la educación chilena, ratificándose el principio gubernamental propio de la dictadura: el Estado no interviene en lo que los particulares pueden cumplir bien.
- Disminuir la discriminación para el ingreso a la educación. Este punto es realmente algo pésimamente abordado. El concepto de discriminación es horriblemente comprendido, como también las propuestas para solucionar y aplicar políticas igualitarias en el acceso a ciertos colegios. En efecto, se prohíben discriminaciones "arbitrarias" (toda discriminación es arbitraria, mientras sean distinciones irracionales. Hablar de discriminación arbitraria es ser redundante y demostrar ignorancia), pero se aplican sólo a los colegios con cierta subvención. Los colegios particulares pueden fijar pruebas que distingan por condición académica del estudiante (criterio que es considerado como discriminatorio, lo cual es una aberración), apelando simplemente a la "transparencia en la selección". Lo cierto es que los colegios subvencionados, al no poder realizar distinciones o escoger a qué estudiantes puede aceptar, debe aplicar criterios de "prioridad familiar" y "sorteo". Es decir, la LGE propone que dejemos de hacer diferencias basándonos en criterios como el rendimiento académico o las aptitudes estudiantiles, sino que nos fijemos en la familia de la que provenimos o que lo dejemos al azar (aplaudo esta iniciativa como si fuese una gran comedia).
En conclusión, la LGE no recoge todo lo supuestamente aceptado por el gobierno. El Ejecutivo declaro asegurar la calidad de la educación y terminar con el lucro, pero no cumple con lo último. Los particulares pueden seguir invirtiendo en la educación de Chile, consagrando continuamente el negocio educacional como uno de los más prolíficos de nuestro país. La calidad puede ser resguardad y, de hecho, estar presente en muchos colegios, pero estos de igual manera puede exigir cobros mensuales superiores al sueldo mínimo, destruyendo por completo las expectativas de ingreso de las clases marginales del país. Es más, en caso de considerarse el ingreso a colegios "municipales", estos pueden aplicar criterios azarosos y, finalmente, excluir por motivos aún más absurdos que la religión o las calificaciones.

La LGE le rinde culto a la LOCE en cuanto a la mentalidad capitalista que pretende sujetar a la sociedad chilena. La LGE es un avance, pero realmente constituye en arreglo gramatical o nominal de las problemáticas realmente fundamentales de la educación: el lucro.

Movilización y expresión: medios de presión.

¿Es legítimo marchar, protestar y expresarse en la medida en que actualmente lo hacen los estudiantes? No, pero sólo si nos apegamos a una comprensión limitada y rígida de lo que es legítimo. La legitimidad no sólo se atiende en base a si está regulado, penado, sancionado o definido por el Estado (positivizado), sino también corresponde razonar si realmente es justo o no. La desobediencia, entonces, es una fuente real e históricamente aceptada para producir cambios efectivos en nuestra sociedad.

La actividad, sea violenta o no, no siempre incurre en un perjuicio para el bien común. De no haber existido movilización social y popular para el periodo de intervención militar, jamás habríamos alcanzado un Estado Democrático y pluralista (al menos así lo vemos). Así, los medios escogidos por los estudiantes, por mucho que los medios regulares de comunicación los enfaticen en la violencia, la destrucción o las cifras catastróficas en que terminar, realmente constituyen un foco de renovación social. La presente situación del movimiento, de hecho, constituye una evolución de la sucedida el 2006, siendo ésta productora de cambios concretos y positivos (como la derogación de la LOCE, el aumento de becas educacionales, el incremento de la inversión en el sector educacional, la fiscalización de la municipalización, etc).

En definitiva, las marchas, asumiéndose como movimientos organizados y coordinados, son expresiones ante la inexistencia de medios institucionales realmente efectivos. En la actualidad, el proceso legal y económico de la esfera pública se encuentra abstraída en intereses poco participativos: no es de extrañarse que proliferen medios alternativos y, muchas veces, violentos.

De esta manera, el movimiento estudiantil secundario toma fuerza, argumento e incluso importancia histórica en la construcción de una sociedad democrática y de Derecho. La fuerza que este pueda adquirir a lo largo del tiempo sólo dependerá de su autonomía y cohesión característica, siempre desarrollándose al margen de opiniones populistas o desinformadas.

Reportaje Hecho por Herumor IMinya
con colabaroración de Thedevil
texto tomado de
http://www.one.cl/foro/index.php?showtopic=172739&mode=threaded

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