16 de mayo de 2008

PERU Y EL ESPEJISMO DE LOS INDICADORES

Más allá del milagro económico peruano, es probable que después de Bolivia, Colombia, y Venezuela, Perú sea la nación más proclive a la inestabilidad, particularmente por la marginación pública de la militancia de izquierda en el proceso político. Para el Pentágono, Perú aún se encuentra bajo la amenaza de grupos insurgentes que no se limitan a Sendero Luminoso.

Francisco Coloane

Perú es el país organizador de la V Cumbre de América Latina, el Caribe y la Unión Europea. En ella se reunirán jefes de Estado y de Gobierno de 60 países principalmente para adoptar medidas frente a la pobreza y el cambio climático. La nación del Rimac ha sido centro de la noticia por su crecimiento sostenido en los últimos cinco años (5% en promedio; Banco Mundial.2007) y por haber corregido agobiantes desequilibrios en materia fiscal.

Se encuentra en una situación de expectativa económica óptima expresada por su ubicación en la lista de los 10 países al tope de las reformas institucionales, según un estudio del Banco Mundial “Doing Business 2007”. Perú destaca por haber flexibilizado las regulaciones que oxigenan y facilitan la actividad empresarial y haber reducido las que la obstruyen en áreas como: licencias, obtención de crédito, empleo, tributación, comercio fronterizo, control de las obligaciones contractuales, entre otras.

Perú aspira superar en menos de una década a Chile, según palabras del presidente Alan García resaltadas en la prensa chilena. La noticia fue tal vez más relevante en Chile, que en el propio Perú. Con una invocación a la Comunidad Europea, ayer jueves Alan García inauguró la II Cumbre Empresarial de los países de América Latina, el Caribe y la Unión Europea, que antecede a la Cumbre de jefes de Estado. García pidió a los países de la Comunidad Europea más flexibilidad para firmar un acuerdo de libre comercio con el bloque europeo.

Detrás de la aspiración y la sana competencia entre ambos países, existen las diferencias sobre los temas históricos pendientes, que los hace mantener relaciones de cordiales vecinos, pero muy lejos de la genuina cooperación y más todavía de la integración.

Fragmentación y estabilidad política condicionada

Esta cumbre “sorprende” al Perú en una de sus mejores situaciones de estabilidad económica y hasta cierto punto política. Sin embargo, es en éste renglón donde la nación peruana presenta los mayores problemas que no se ven reflejados en la superficie. Son las condicionantes de base que la han llevado a exhibir permanentemente inestabilidad política, a veces convertida en situaciones explosivas. A diferencia de Chile, Perú mantiene una situación de insurgencia latente que Chile no tiene y es más proclive a la inestabilidad por una razón intrínseca: las desigualdades son mayores y más profundas. Según el Banco Mundial, 8 distritos mantienen niveles de pobreza por sobre el 63%, de acuerdo a la línea de la pobreza. El promedio nacional es de un 44.5 % de acuerdo a los informes del INEI 2004-2007, citados en la misma fuente.

Más allá del milagro económico peruano, es probable que después de Bolivia, Colombia, y Venezuela, Perú sea la nación más proclive a la inestabilidad, particularmente por la marginación pública de la militancia de izquierda en el proceso político. García venció en las elecciones de 2006 en segunda vuelta con 52.6% contra el 47.4 % de Ollanta Humala, que había vencido en la primera ronda con un 30.6 %. García venció después en segunda vuelta con un 52.6% obteniendo el apoyo de las otras agrupaciones políticas, formando un frente “todos contra Humala”, en un momento en que América latina parecía teñirse de rojo con las derrotas social demócratas.

La fragmentación en cuanto la división de partidos con escaños en el Congreso política en el Perú, es una de las más altas en la región. Quizás sea el panorama de un sistema político más real que el representado por otros países que se sostienen con agrupaciones y coaliciones “pegadas con ungüento”, más que entroncadas en programas de largo plazo. Tal vez este realismo sea una ventaja, en una situación donde ocho agrupaciones se distribuyen escaños en un parlamento de 120 congresistas. Perú funciona con un sistema de una cámara a partir de la Constitución de 1993.

En este parlamento, la Célula Parlamentaria Aprista liderada por el propio Alan García se maneja con apenas 36 escaños. Por otra parte, el Partido Nacionalista Peruano liderado por Ollanta Humala, su archirival, tiene 22. Después están la Unión por el Perú con 20; la Unidad Nacional con 15; el Grupo Parlamentario Fujimorista con 13; la Alianza Parlamentaria con 9; el Grupo Parlamentario Especial Demócrata con 3 y el Partido Renovación Nacional con 2.

¿Donde está la izquierda?

No es creíble que en el panorama político peruano formal del sistema eleccionario, sólo existan agrupaciones con nombres tan desdibujados respecto a la vieja tradición socialista y marxista peruana que es más antigua que la chilena. Claramente esa izquierda peruana está imbricada en el proceso, formando corrientes internas dentro de las agrupaciones formales, y fundamentalmente operando en el sistema político paralelo, donde existe una poderosa tradición de insurgencia y ruptura del status quo.

¿Donde están?, le pregunto a un miembro de esa izquierda. “Es una diáspora interna y también externa, pero en lo fundamental hay un aparente receso”, dice. Y agrega: “Hay una desactivación porque si en algo Fujimori y el el fujimorismo de diverso pelaje hicieron daño, fue en crear terror. Eso no está saldado, o mejor dicho sanado”. De hecho para el Instituto de Estudios Estratégicos (SSI) del Pentágono, Perú aún se encuentra bajo la amenaza de grupos insurgentes que no se limitan a Sendero Luminoso.

El fenómeno de la extrema pobreza, en ciertas zonas, vulnera a los territorios de los estados liberales, colocándolos en situación permeable para la penetración de las ideas del marxismo leninismo con las tácticas insurgentes de tendencia maoísta. Perú entra en esta órbita. El profesor y analista Max G. Manwaring, en un estudio de agosto de 2007 para el SSI, señala que mientras los Estados no superen con celeridad y eficiencia las marcadas y persistentes desigualdades de acceso a los recursos, los países – y entre ellos se encuentra Perú al tope de la lista- estarán sujetos a desestabilizaciones críticas amenazando la gobernabilidad del Estado.

Guardando las diferencias de matices, el consenso político en Perú existe en torno al crecimiento económico, y la erradicación de la pobreza que va aparejada con el control de la insurgencia. Pero donde existe un consenso mayor, es en resolver “los temas pendientes” con Chile, particularmente los “históricos” de límites y tratados. Es aquí donde existe un solo Perú.
(El Mostrador.cl)

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