26 de mayo de 2008

MAYO DEL 68: DE LAS UNIVERSIDADES A LAS FABRICAS

1968: hace cuatro años que Estados Unidos está involucrado en la guerra de Vietnam y hace diez que el general Charles de Gaulle dirige Francia de manera autoritaria. La generación de los llamados baby-boomers manifiesta tanto contra la guerra como a favor de una liberación de la política y de las costumbres.

“¡10 años, ya basta!”, gritan los jóvenes de una generación que tenía aún fresco en la memoria el recuerdo de la guerra de Argelia y de las luchas anticoloniales. “Había una voluntad de cambiar y ser autónomos”, precisa Daniel Cirera, que en aquel entonces estudiaba en la Universidad de Toulouse, al sur de Francia. El núcleo inicial de la revuelta estudiantil fue la Universidad de Nanterre, donde estudiaba Daniel Cohn-Bendit, quien será uno de los íconos del movimiento. “Hubo en Nanterre una concentración de las fuerzas del cambio, mientras que en La Sorbona había grupos políticos más importantes, grupos marxistas”, explica el sociólogo Alain Touraine, quien era profesor en dicha universidad.

Paralelamente, aumenta la protesta social en Francia y los trabajadores de las empresas más diversas se van poniendo en huelga de manera espontánea hasta paralizar por completo el país. “Se dice a menudo que Mayo del 68 fue una chispa estudiantil que prendió fuego a un barril de pólvora obrera, pero el movimiento sindical no había anticipado las circunstancias de los enfrentamientos de mayo”, precisa André Narritsens, del Instituto de Historia Social de la CGT. Antonio Aliaga, un obrero que participó en la huelga, recuerda por su parte que se luchaba por “mejores condiciones de trabajo, mejores salarios y la libertad sindical para todos".

El filósofo Daniel Bensaïd, que en ese momento era estudiante, subraya que durante tres días hubo en Francia un vacío de poder y precisa: “Si hubiera habido un llamado de la huelga general con una plataforma común, se podría haber impuesto una negociación de conjunto y no negociaciones dispersas, por ramo. Con eso y un control democrático de la huelga era posible derrocar al régimen de De Gaulle”. Sin embargo, no fue así y no se produjo la revolución política que deseaban muchos sectores de la juventud estudiantil y proletaria. De Gaulle convocó a elecciones y las ganó. “Hay una desilusión fuerte después de las elecciones, pero también el sentimiento de que habíamos vivido un momento excepcional”, concluye Daniel Cirera.

Entrevistados: Janette Habel, profesora universitaria; Daniel Cirera, del Partido Comunista Francés; Daniel Bensaïd, filósofo, miembro de la Liga Comunista Revolucionaria; André Narritsens, del Instituto de Historia Social de la CGT; Alain Touraine, sociólogo, ex profesor de Nanterre, y Antonio Aliaga, ex trabajador huelguista en mayo del 68. (RFI)

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