12 de mayo de 2008

ENRIQUE CORREA Y LOS ORIGENES DEL MAPU, M. SALAZAR

En 1959, el sacerdote jesuita belga Roger Vekemans organizó la escuela de sociología de la Universidad Católica. Entre sus primeros alumnos destacaban Tomás Moulian, Manuel Antonio Garretón, José Joaquín Brunner, Norbert Lechner, Rodrigo Ambrosio, Ignacio Balbontín, Eugenio Ortega y Claudio Orrego. Allí surgieron los primeros esbozos de la denominada “promoción popular”, un cuerpo de ideas bajo el cual en los años siguientes se organizaría a sectores sociales marginados para intentar reformas sociales. Reunidos en juntas de vecinos, centros de madres, clubes deportivos y talleres de todo tipo, se transformarían en la base de sustentación popular del Partido Demócrata Cristiano y del gobierno de Eduardo Frei Montalva, a partir de 1964.

Manuel Salazar, Punto Final.

El cura Vekemans también dejó huellas con la fundación del Centro Bellarmino y en la creación del Centro para el Desarrollo Social de América Latina (Desal). El jesuita flamenco fue acusado, años más tarde, de haber recibido cuantiosos fondos de la CIA, lo que fue desmentido en forma tajante por sus superiores.
La guerra fría había llegado a Latinoamérica tras el triunfo de la revolución cubana y con la puesta en marcha de la Alianza para el Progreso, estrategia desarrollista diseñada por el gobierno de John F. Kennedy. También desde el Vaticano surgieron vientos de cambio. El Papa Juan XXIII convocó, en 1961, a un concilio y dio a conocer las encíclicas Mater et Magistra y Pacem in Terris. En la primera propuso “la resolución de la cuestión social” y afirmaba que “la riqueza económica de un pueblo no consiste sólo en la abundancia total de los bienes, sino y más aún en la real y eficaz distribución conforme a la justicia”.
En Chile, en tanto, sacerdotes de diversas congregaciones, casi todos provenientes de familias acomodadas, egresaban de los seminarios con una nueva concepción de la vida religiosa. Deseaban practicar la pobreza, no sólo en su voto sacerdotal, sino como un apostolado. Todos mantenían estrechos contactos con la Juventud Obrero Católica (JOC), y querían seguir los ejemplos del obispo Manuel Larraín y del padre Alberto Hurtado. Entre ellos destacaban Esteban Gumucio, Ignacio Vergara, Pablo Fontaine, Gonzalo Aguirre, Andrés Opazo, Ronaldo Muñoz, Patricio Frías, Carlos Lange, Paulino García, Diego Palma, Fernando Ugarte y Mariano Puga.

EL PIRULERIO CATOLICO

El 18 de septiembre de 1962, el Episcopado divulgó una carta pastoral titulada “El deber social y político en la hora presente”. En parte, señalaba: “El cristiano debe favorecer a las instituciones de reivindicación social y, si le corresponde, participar en ellas. También tendrá que apoyar cambios institucionales, tales como una auténtica reforma agraria, la reforma de la empresa, la reforma tributaria, la reforma administrativa y otras similares”.
Al alero de la Asociación de Universitarios Católicos (AUC), comenzaron a agruparse los jóvenes demócratas cristianos más inquietos, que deseaban iniciar los cambios sociales reformando incluso a la propia Universidad Católica.
Así, llegaron las elecciones municipales del 7 de abril de 1963. El PDC se transformó en primera fuerza política con 452.987 preferencias, el 22,7% de los votos, desplazando al Partido Radical. La derecha consiguió el 13,2% para los liberales y 11,4% para los conservadores. Desde ese momento, las huestes del freísmo vieron despejarse el camino que al año siguiente los instalaría en La Moneda.
Es en los claustros de la UC donde el pirulerío católico más progresista de esos años dio forma a una creciente tendencia rebelde al interior de la JDC, prohijada por connotados dirigentes adultos como Rafael Agustín Gumucio, Jacques Chonchol, Julio Silva Solar, Bosco Parra y Alberto Jerez, entre otros. Esos jóvenes en su mayoría provenían de hogares acomodados y colegios particulares caros, hablaban idiomas, conocían Europa y frecuentaban los salones de la sociedad santiaguina. No obstante, también asistían a los trabajos sociales de la Iglesia Católica y se les veía, cada vez con más frecuencia, en las barriadas pobres y en los campos, donde reinaba el latifundio.
Mientras, en Europa, becados en universidades de Francia y Bélgica, permanecían Tomás Moulian, Carlos Eugenio Beca, Rodrigo Ambrosio y otros jóvenes demócratas cristianos, quienes recibían una fuerte influencia de los pensadores neomarxistas, en especial de Louis Althusser y de su discípula chilena Marta Harnecker. Algunos historiadores han sostenido que fue en París donde surgió la idea de crear el Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU), luego de desechar la idea de tomarse el PDC.
Tras el retorno de los becados, en 1966, se fortaleció la línea “rebelde” de la JDC. Hubo un primer fracasado intento por ganar las elecciones internas de la colectividad (ver PF 572). Paralelamente, radicalizaron sus posiciones desde la Feuc, exigiendo reformas profundas en la UC.
A fines de abril de 1967, unos 700 universitarios, bajo una copiosa lluvia, marcharon por la paz desde el cerro Santa Lucía al santuario de Maipú. El presidente de la comisión organizadora era Javier Luis Egaña Barahona, un joven de 22 años, egresado de derecho de la UC y encargado de la Parroquia Universitaria.
A comienzos de junio, el consejo superior de la Universidad Católica de Valparaíso se abocó a examinar la situación financiera de la entidad, surgiendo severas críticas a la gestión del rector, Arturo Zavala Rojas, que ocupaba el cargo desde 1963. El 15 de junio, la facultad de arquitectura fue ocupada por profesores y alumnos que exigían la remoción de las autoridades. En ausencia del rector, que estaba de viaje, el vicerrector Fernando Molina, declaró en reorganización a la universidad y anunció que un nuevo rector sería elegido por votación. Molina comunicó la decisión al Gran Canciller, el obispo Emilio Tagle Covarrubias, que decidió destituirlo junto a otros miembros del consejo superior de la universidad y esperar el retorno del rector Zavala. El día 21 de junio, cientos de universitarios ocuparon la casa central de la UCV. Entre los principales líderes estudiantiles figuraban Raúl Allard, Sergio Spoerer, Alejandro Foxley y Eduardo Vío.
En Santiago, en tanto, los estudiantes de la Feuc, presididos por Miguel Angel Solar, exigieron un plebiscito para decidir el cambio del rector de la UC. Los jóvenes deseaban poner a la universidad al servicio de las reformas estructurales del país. Ese fue el primer paso. Al mes siguiente, los alumnos ocuparon la casa central y obligaron al cardenal Raúl Silva Henríquez a intervenir. Tras una serie de negociaciones, se generó un Claustro Pleno, donde los estudiantes consiguieron 20% de representación y del cual emergió el arquitecto Fernando Castillo Velasco como nuevo rector. De allí emanó, además, el Movimiento 11 de Agosto, que anidaba al futuro Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU).

DEFRAUDADOS
DEL REFORMISMO

Las protestas estudiantiles de mayo de 1968 en Francia remecieron a los jóvenes rebeldes del PDC, quienes de manera creciente ya no se sentían representados por el gobierno de Frei Montalva. Ellos, que marcharon y se ilusionaron con la Patria Joven, pensaban que el freísmo los había traicionado.
Un año después, en mayo de 1969, se reunió la comisión coordinadora nacional del Movimiento de Acción Popular Unitaria, donde se presentó un informe político que denunciaba “el fracaso de la experiencia reformista” del gobierno de Frei, a quien acusaba de “renunciar a desarrollar un programa de reformas estructurales de la sociedad chilena”. Por ello, se anunció la decisión de marginarse del PDC y formar el MAPU, nacido como producto de la “radicalización de vastos sectores campesinos, estudiantes, intelectuales y obreros, primero atraídos y luego defraudados por la impotencia del reformismo democratacristiano para alterar los fundamentos del sistema capitalista”.
Tres meses después, el MAPU se integró a la Unidad Popular y designó como su candidato presidencial a Jacques Chonchol, quien luego renunció a favor de Salvador Allende. El 30 de octubre de 1970 el MAPU realizó su primer congreso. Eligió como secretario general a Rodrigo Ambrosio, quien había decidido trasladarse a vivir a Concepción, entusiasmado con el potencial revolucionario que veía en los obreros del acero.
En agosto de 1971 se marginan del partido Rafael Agustín Gumucio, Jacques Chonchol, Julio Silva Solar, Alberto Jerez y otros dirigentes que expresan su voluntad de transitar por la política a través de una vertiente cristiana no marxista.
El camino del MAPU estaría lleno de complicaciones. En marzo de 1972, en un accidente automovilístico, fallece Rodrigo Ambrosio. Luego, en el segundo congreso, quedan en evidencia las profundas divergencias existentes, imponiéndose el sector que encabezaba Enrique Aquevedo, que consideraba al gobierno de Allende como “reformista” y calificaba a los socialistas de “centristas”. Aquevedo proponía que el MAPU se transformara en el núcleo central de los sectores revolucionarios que estaban adentro y fuera de la UP, para dar forma a un “partido revolucionario del proletariado”, capaz de imponer su liderazgo.
El otro sector, encabezado por Jaime Gazmuri, proponía avanzar gradualmente hacia el socialismo, pero dentro del marco que imponía la democracia burguesa. La crisis se resolvió con la marginación de estos últimos el 7 de marzo de 1973, y la creación del MAPU Obrero-Campesino (MOC), reafirmando su apoyo al gobierno de Allende y rechazando la tesis del sector “pequeño burgués revolucionario”. El secretario general era Oscar Guillermo Garretón
MANUEL SALAZAR

Mapu-Garretón

Por un error de edición -que no es responsabilidad del autor, Manuel Salazar-, en el número anterior de PF cometimos una equivocación que es necesario aclarar, en honor de la exactitud histórica. En el artículo “Compañeros de ruta de Enrique Correa. Rebeldes con vocación de poder” (págs. 14 y 15), el ex mapucista Oscar Guillermo Garretón aparece como secretario general del Mapu Obrero-Campesino, en circunstancias que el líder de ese sector era el actual senador socialista Jaime Gazmuri. Garretón, hoy también socialista, presidente de las empresas Iansa, ex presidente de Telefónica y del Metro, miembro del comité editorial del diario La Tercera, etc., en realidad encabezó el sector que fue conocido por su apellido, Mapu-Garretón, al cual el Mapu Obrero-Campesino -de Gazmuri, Correa, etc.- acusaba de “pequeño burgués revolucionario”, tal como señala la nota de nuestro colaborador Manuel Salazar, a quien pedimos excusas y lo mismo a nuestros lectores que habrán reparado en el error

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