1 de abril de 2008

Michel Maffesoli en Chile, invitado por la UAHC

Michel Maffesoli, filósofo francés, llega a Chile y advierte: "Asistiremos a más explosiones de violencia"

Mientras las bombas amenazan las calles de Santiago y los “jóvenes combatientes” se toman la ciudad, Maffesoli se prepara para hablar en el edificio Diego Portales el 2 y 3 de abril sobre violencia y juventud. Acá, el filósofo que habló de las tribus antes que los pokemones se convirtieran en plaga y dejaran a la República pasada de moda.

Mañana llega al país uno de los pensadores más influyentes de Europa. Invitado por la Universidad Academia de Humanismo Cristiano y el Centro de Estudios Socioculturales, será el principal exponente del encuentro internacional "Violencias y Juventudes en Iberoamérica", a realizarse entre el 2 y 3 de abril en el edificio Diego Portales.

Michel Maffesoli ha aportado al pensamiento contemporáneo con la noción del neotribalismo para explicar el desarrollo de la posmodernidad.
Por Carlos Antonio Vergara / La Nación

NO HAY FUTURO

-Usted colocó sobre la mesa el concepto del fin del individualismo y la emergencia de la tribalidad. ¿Qué significa?

-Aquello que marcó la modernidad; es decir, los cuatro siglos que culminan reposaron en la gran noción del individuo, el de la identidad sexual, profesional e ideológica. Sin embargo, lo que yo he tratado de mostrar es que el sello de esta posmodernidad naciente es la emergencia de pequeños grupos identitarios que yo he llamado tribus. Se puede ver en todo el mundo, evidentemente en Europa. Viajo a menudo a otros países de América Latina y he visto una gran tendencia que hace emerger grupos, tribus sexuales, musicales y son éstos los que están constituyendo la sociedad.

-¿Cómo se crea este concepto?

-Lo que caracteriza un poco a nuestro mundo es la constitución cada vez más importante de grandes megapolis. Gran parte de las tribus son urbanas, pero por contaminación se verá también en las pequeñas ciudades que descansarán en la constitución de pequeñas tribus.

-¿Qué es lo que hace en este mundo globalizado retroceder al individualismo?

-Pienso que es la globalización y al mismo tiempo la búsqueda del localismo. Eso es lo que yo llamo tribus. La globalización, en términos culinarios, es McDonald’s. Se trata de la macdonalización del mundo y, a su vez, también de platos típicos como el cassoulet [plato popular francés hecho de porotos con carne de cerdo]. Así podemos ver formas de mundialización y, al mismo tiempo, la reafirmación de particularidades muy locales y exacerbadas. Puede producirse como un proceso de compensación. En Europa existe una búsqueda de raíces que la mundialización provoca y que es desarrollada por las tribus.

-¿Qué transformaciones se han producido en nuestras sociedades que hacen emerger esta nueva forma de socialización?

-La gran característica de la sociedad moderna está basada en tres grandes ideas: el valor del trabajo como la realización de sí; segundo, la fe en el porvenir, en el futuro, y tercero, el vector de ello: la racionalización. Esos valores marcaron los siglos XVIII y XIX y funcionaron bien hasta los años sesenta del siglo XX. Mientras que lo que está caracterizando la posmodernidad naciente ya no es el trabajo, sino una concepción mucho más completa, la creatividad de la existencia: hacer de la vida una obra de arte. Las nuevas generaciones ya no se reconocen en el trabajo y acentúan la dimensión creadora del mundo. Ya no es el futuro, el progreso, la fe en el porvenir, la sociedad perfecta, sino al contrario: la acentuación sobre el presente, hoy, aquí y ahora. Ya no tiene primacía la razón, como pregonaba la filosofía de las luces para el desarrollo de los grandes sistemas sociales, sino la imaginación.

LA SOCIEDAD AL HOSPITAL

-En las sociedades francesa y chilena la política está desprestigiada. ¿Cómo puede verse la emergencia de las tribus en ese contexto?

-La gran característica de la sociedad moderna es el proyecto, el futuro, construir una sociedad. En Francia, las nuevas generaciones ya no votan, no adhieren a partidos, sucede lo mismo en Alemania, España, Italia, a diferencia de lo que sucedía en mi generación, cuando creíamos que todo estaba centrado en la política. Ya no hay afección por lo político. Los jóvenes ya no se reconocen en proyectos a futuro. Hoy participan en asociaciones, movimientos caritativos, ecológicos, etc. No buscan una sociedad perfecta, sino en construirse pequeños espacios de libertad. Allí la política abre otras sensibilidades, como por ejemplo la proximidad del barrio.

-¿Cómo el fenómeno de las tribus pudo haber contribuido a la violencia, como ocurrió en su país con la rebelión de los suburbios?

-En Europa se quiso higienizar la vida social a partir del siglo XIX y produjo que nuestras sociedades fueran como un hospital en que todo está aseptizado, donde se entra para sanarse un brazo y se sale con una enfermedad contagiosa. Corremos, entonces, el riesgo de morir por tratar de evacuar la violencia. Las sociedades equilibradas, por ejemplo la sociedad griega, lograron ritualizar la violencia y, por ende, canalizarla.

-¿Puede esta violencia a través de las tribus amenazar al Estado?

-En oposición a la política vamos a asistir cada vez más a explosiones de violencia. En estas tribus urbanas hay una subversión que no es política, sino que se expresa de otra forma. LCD

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