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Mucho se ha dicho acerca de la acreditación para la educación superior. Que es un requisito para recibir dineros públicos, que ayuda a los estudiantes y sus familias a escoger basados en parámetros homogéneos. Sin embargo, al revisar las cifras de acreditación de posgrado (magíster y doctorado) parece que ninguna de estas razones ha conseguido permear la decisión de las universidades, sobre todo de las privadas.
El ritmo de certificación de estos programas ha sido dispar. De los 176 magíster acreditados -que representa el 25% del total a nivel nacional- sólo uno, el Magíster en Pensamiento Contemporáneo de la Universidad Diego Portales, es de una institución privada. El resto pertenece a las universidades del Consejo de Rectores.
En cambio, a nivel de doctorado las cifras son más alentadoras: más del 80% de los programas han conseguido su certificación y cuatro pertenecen a una universidad privada. Estas son: Andrés Bello, con dos programas, De los Andes y A. Hurtado.
Las explicaciones son varias. Gonzalo Zapata, secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Acreditación (CNA), dice que a los doctorados les ha sido más sencillo acreditarse, pues tienen más trayectoria y pertenecen a un grupo de universidades con experiencia.
Pero también hay razones económicas de por medio. Según Jacqueline Reveco, directora de Estudios Avanzados de la Universidad Católica de Valparaíso, para las instituciones es más atractivo acreditar doctorados por la cantidad de beneficios económicos, sobre todo becas Conicyt.
Para el 2008, esta institución entregó 520 becas de doctorado y 80 de magíster. Aunque los magíster acreditados también pueden recibir becas y fondos a través de proyectos Mecesup u otras vías, éstas son menos atractivas.
EXPLOSIVO AUMENTO
Las universidades privadas, en tanto, argumentan otras razones. Sergio Hernández, vicerrector de Posgrado e Investigación de la Universidad del Desarrollo, señala que estaban esperando que la CNA se consolidara para lanzarse con la acreditación, que hasta el 2006 estaba en manos de otra comisión.
Otro motivo es que gran parte de los magíster son nuevos y aún no cuentan con egresados, uno de los requisitos para postular.
Entre el 2001 y el 2006, según información de la CNA, tanto la matrícula de magíster como la de doctorados creció en más de un 40%, sólo en las universidades del Cruch. En tanto, los planteles privados contaban en 2001 con 63 programas de posgrado y hoy tienen 243.
Tanto las universidades tradicionales como las privadas creen que la acreditación es necesaria y aseguran estar esperando cumplir los requisitos para obtener su certificado. Sin embargo, no sólo aspiran a ésta y buscan otras instancias tanto a nivel nacional como internacional.
Por ejemplo, tanto la Universidad Adolfo Ibáñez como la Universidad del Desarrollo acreditaron sus MBA en Amba, asociación europea que certifica calidad a nivel mundial. Con esto, pueden generar convenios internacionales y recibir a alumnos extranjeros.
También existen otras alternativas dirigidas a los magíster profesionales (de entrenamiento para el trabajo). Por ejemplo, la UDD acreditó sus especialidades médicas en la Corporación Nacional Autónoma de Certificación de Especialidades Médicas, mientras que la UCV hizo lo mismo con sus posgrados en alimentación ante el Institute of Food Technologists en Estados Unidos, organización con más de 22 mil miembros, que entrega becas de estudio.
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