Fidel Castro recomendó ayer a la guerrilla colombiana de las Farc que libere rehenes, pero sin bajar las armas. En una nueva reflexión, el líder cubano rechazó la intervención de Estados Unidos en Colombia, mientras rememoró sus acuerdos y diferencias con la guerrilla más vieja del continente.
“Si algo me atrevo a sugerir a los guerrilleros de las Farc es simplemente que declaren por cualquier vía a la Cruz Roja Internacional la disposición de poner en libertad a los secuestrados y prisioneros que aún estén en su poder, sin condición alguna”, señaló Castro.
Luego de que el ejército colombiano liberara a Ingrid Betancourt la semana pasada en un nuevo golpe contra la insurgencia, el veterano revolucionario de casi 82 años salió a tirarles un salvavidas. “Nuestra posición es en favor de la paz en Colombia, pero no estamos a favor de la intervención militar extranjera ni con la política de fuerza que Estados Unidos pretende imponer a toda costa y a cualquier precio a ese sufrido y laborioso pueblo”, dijo.
El tono fraternal con el que Fidel escribió su nuevo artículo periodístico, dirigido a la guerrilla y publicado tanto en la revista Cuba Debate como en el sitio web del diario oficial Juventud Rebelde, no impidió que el hermano del presidente de Cuba manifestara sus diferencias con los rebeldes. “Critiqué con energía y franqueza los métodos objetivamente crueles del secuestro y la retención de prisioneros en las condiciones de la selva”, recordó. “Nunca debieron ser secuestrados”, añadió.
Sin embargo, el líder revolucionario se distanció de los presidentes aliados de Venezuela y Bolivia, Hugo Chávez y Evo Morales, que en reiteradas ocasiones llamaron a la guerrilla a abandonar la lucha armada. “No estoy sugiriendo a nadie que deponga las armas, si en los últimos 50 años los que lo hicieron no sobrevivieron a la paz”, reconoció.
Tras el triunfo de la revolución cubana en 1959, Castro alentó movimientos armados en América latina y Africa durante la década de los ’60 y ’70, tanto por su estrategia revolucionaria como en respuesta al aislamiento a que sometió Washington a Cuba en la región, según explicó en su momento. En el caso colombiano, las relaciones fueron con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la segunda guerrilla más importante del país, y con el desaparecido grupo armado M-19.
En cambio, con las Farc las relaciones fueron diferentes. “Estaban bajo la influencia del Partido Comunista de la URSS y no del de Cuba. Eran solidarios con nuestra Revolución pero no subordinados”, aclaró Castro.
Otro de los puntos de divergencia entre Cuba y las Farc, influidas por el Partido Comunista de Colombia, era la estrategia militar. “Nunca el Partido Comunista de Colombia se propuso conquistar el poder con las armas. La guerrilla era un frente de resistencia, no el instrumento fundamental de la conquista del poder revolucionario, como ocurrió en Cuba”, señaló.
“(Manuel) Marulanda Vélez concebía una larga y prolongada lucha, un punto de vista que yo no compartía. Nunca tuve posibilidad de intercambiar con él”, afirmó el revolucionario cubano. No obstante, Fidel reconoció la tradición de Marulanda, el líder de la guerrilla que en marzo de este año falleció por causas naturales. “Fue guerrillero antes que nosotros, de notable inteligencia natural y dotes de dirigente”, dijo. Asimismo, defendió a las Farc en momentos en que Washington y Bogotá las acusan de ser terroristas. “Fueron los narcotraficantes y no las Farc quienes desataron el terror en ese hermano país en sus pugnas por el mercado de Estados Unidos”, aseguró.
Después de denunciar que el embajador de Estados Unidos en Colombia, William Brownfield, reconoció en declaraciones la colaboración de su país en el rescate de Ingrid, Castro dejó en claro que no respaldará una paz a cualquier precio. “Nunca apoyaré la paz romana que el imperio pretende imponer en América latina”, concluyó. (Página/12)
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