A cuatro días de la asunción del ex obispo Fernando Lugo como presidente de Paraguay, el padre De Paula Lima Alonso señala que este caso puede ser “un comienzo de cambios que estén conectados con la Iglesia”.
Por Darío Pignotti
Desde Asunción
“La elección del presidente Fernando Lugo es un revés que no se esperaban en el Vaticano; después de esto sería mejor que conozca lo que realmente está pasando en Paraguay y América latina”, sentencia el cura jesuita Antonio de Paula Lima Alonso, un andaluz que adoptó la ciudadanía paraguaya en los años ’60 y luego la perdió por orden del dictador Alfredo Stroessner (1954-1989).
La victoria del ex obispo Lugo, quien asumirá este viernes, fue resistida “tozudamente” por el “Estado Vaticano porque no hizo una evaluación de la verdadera situación política en Paraguay”. En una decisión que sorprendió incluso a algunos miembros del entorno de Lugo, según constató PáginaI12, el Vaticano concedió al ex religioso su condición de laico, gracias a lo cual dejó de ser un miembro “rebelde” de la grey católica y podrá llevar una vida civil normal, que incluye la posibilidad de contraer casamiento.
En 2007, el cardenal Giovanni Battista Re, prefecto de la Congregación para los Obispos, le advirtió al inminente mandatario que “la candidatura política de un obispo sería un motivo de confusión y de división entre los fieles, una ofensa al laicado”. La misiva del cardenal fue como un bálsamo para el oficialista Partido Colorado, que la invocó para impulsar la impugnación a la postulación de Lugo. Un año más tarde, el 30 de julio pasado, el nuncio apostólico Orlando Antonini entregaba en persona a Lugo una resolución en la que el papa Benedicto XVI se desentendía de cada una de las amenazas del cardenal Re y accedía al pedido de Lugo de volver a ser un ciudadano común.
“El Vaticano muchas veces actúa por razones de poder, y en términos de poder me llamó la atención la voltereta que dieron con Lugo, desde una condena muy dura que más tarde tuvieron que abandonar y retractarse.”
“Yo no puedo decir lo que pasa por la cabeza de los cardenales del Vaticano; el Vaticano es un barco muy grande y hay de todo allí dentro, pero parece que ellos creían que Lugo iba a perder, por eso mandaron a un nuncio como (Orlando) Antonini, que llegó hace diez meses con los tapones de punta contra Lugo; esto me parece que es resultado de una visión errada de lo que está pasando, debería servir de lección.”
“¿De qué puede servir la victoria de Lugo en Roma?”, preguntó este diario al religioso. “Hay una serie de asuntos que la Iglesia podría cambiar y no está dispuesta a hacerlo; por ejemplo, el celibato, y esto de Lugo puede ser un comienzo. En el Vaticano tienen miedo de que haya una desbandada con el fin del celibato, lo cual es absurdo. El caso de Lugo está diciendo también que la función del nuncio apostólico no es imponer órdenes de Roma a las iglesias locales, como hizo Antonini.”
Hay paralelos en la biografía del padre Antonio de Paula Lima Alonso (79 años) y el ex obispo Fernando Lugo (57). Ambos adscriben a la Teología de la Liberación y enfrentaron la dictadura del general Stroessner, lo que en el caso de De Paula Lima Alonso, apodado “Pai Oliva”, le valió un exilio en la Argentina, de donde debió emigrar hacia Ecuador durante la dictadura, luego de que varios de sus compañeros fueran muertos o perseguidos.
En la década del ’60, el sacerdote español creó las Ligas Agrarias Cristianas en varios departamentos, uno de ellos el de San Pedro, donde Lugo fue obispo y forjó su experiencia política junto a los campesinos sin tierra.
“¿La victoria de Lugo supone un resurgir de la Teología de la Liberación?”, se le preguntó. “No, porque no estaba muerta, ella estaba allí, en la vida cotidiana de la Iglesia latinoamericana, con menos fuerza, es cierto, pero viviendo cada día. Lugo no es un teólogo como el brasileño Leonardo Boff (que acaba de visitar Asunción); él no está trayendo una novedad teológica, no lo veo como una referencia teórica. El puede ser un comienzo de cambios que estén conectados con la Iglesia, porque hay otros cristianos en la región diciendo ‘acá también tenemos los problemas de la tierra, de la miseria urbana como en Paraguay’. También tenemos líderes como Lugo.”
“Creo que Lugo es la encarnación de algo que nos puede estar diciendo que estamos pasando la página, hay que quitar un libro y poner otro, está naciendo otra época. Como lo dicen teólogos, como Leonardo Boff, la Iglesia necesita ir a la vanguardia del cambio porque, si no, se quedará en la retaguardia.”
El religioso también tuvo lugar para mostrar reservas: “Lugo ha dado el ejemplo como obispo y ahora se las va a tener que ver con un montón de problemones siendo presidente y va a ser muy difícil, no tiene un equipo de gente muy competente en su gabinete. Su candidatura fue muy rápida y él no tuvo el tiempo de tejer una tela política da alianzas más fuerte, aunque el pueblo espera mucho de él... los paraguayos somos gente de sentimientos profundos, que no tenemos muchas ideas sociales, ni mucha politización, pero hoy la gente tiene un convencimiento de que las cosas tienen que cambiar con Lugo”.
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