El "linchamiento" de Régis Debray
Un filósofo acosado
Paco Peña
El 13 de mayo de 1999, en plena fase de bombardeos intensivos y cuando la opinión pública francesa parecía anestesiada por la "persuasión de masas" llevada a cabo por los servicios propagandísticos de la OTAN, Régis Debray tuvo la valentía intelectual de lanzar un adoquín en el espeso fango del conformismo ambiente.
Su "Carta al Presidente de la República" (publicada en PF Nº 446), conmovió al mundo intelectual francés. Los "intelectuales orgánicos" del establishment (Bernard Henry Lévy, Alain Joxe, Pierre Hassner, etc.) reaccionaron en forma virulenta decretando su excomunión, llegando uno de ellos a proponer el suicidio como medida precautoria.
Debray, luego de un viaje de dos semanas en Yugoslavia y Macedonia, había tratado de inocular un poco de racionalidad en un medio ganado por la histeria belicista. Como se sabe, en tal ambiente, la primera facultad que se pierde es la de razonar. Debray intuyó -como parte de la opinión pública- que la realidad de la guerra en Yugoslavia estaba ensombrecida por una densa nube de desinformación alimentada por la propaganda.
La tentativa de linchamiento intelectual se hizo sobre la base de acusaciones antojadizas de sus congéneres, quienes le dieron la posibilidad de elegir entre la muerte, el exilio o el asilo siquiátrico. Los monjes de la Santa Inquisición moderna, celosos defensores del pensamiento único, agregaron al acta de acusación los cargos de revisionismo, negacionismo, fascismo, comunismo y guevarismo...
El diario "Liberation" afirmó en un informe especial: "L'affaire Debray representa la traición de los intelectuales. El filósofo guevarista ahora serbiofilo, pone en evidencia algunos de los resbalones históricos que antes han sufrido muchos de nuestros pensadores. De Barrès a Aragon, pasando por Drieu La Rochelle y Céline. Todos se equivocaron, pero reincidieron". En la portada a grandes columnas el periódico tituló: "El caso Régis Debray", dedicándole un reportaje de siete páginas interiores, explicando: "El filósofo pone en duda la existencia de una política de limpieza étnica deliberada en Kosovo".
Puesto en el Index por la prensa y la intelectualidad dominante, Debray ha optado por aceptar un puesto de profesor en el departamento de filosofía de la Universidad de Lyon, donde impartirá cursos sobre la disciplina de la cual es el creador: la mediología.
"Punto Final" conversó largas horas con el filósofo en una vieja casona del barrio Le Marais de Paris. Dijo:
"Fui a Yugoslavia y publiqué un punto de vista, en un espacio limitado que me dio el diario 'Le Monde'. No se trataba de un reportaje sino de un punto de vista. Este desencadenó un torrente de comentarios y ataques de una violencia extrema. Lo que me obliga a interrogarme sobre el estado de la información libre en este país.
En el próximo número de la revista que dirijo, 'Cahiers de Médiologie', reflexionaremos acerca del 'efecto Kosovo', es decir sobre las 'creencias' durante la guerra. Ha habido creencia OTAN y creencia eslava. Los hechos han sido seleccionados en función de estas creencias y prejuicios. Siendo así, ¿cómo se puede construir la actualidad en las condiciones de una guerra? En una situación de guerra se cede rápidamente al maniqueismo. Yo no quise entrar en esa lógica. Quise demostrar la complejidad del problema. Que no puede haber conclusiones simplistas y que no se puede diabolizar a nadie. Pero el simple hecho de decir eso apareció como diabólico. 'Le Monde' hizo algunos 'cortes' al original, por ejemplo, donde yo decía que las negociaciones de Rambouillet no habían sido verdaderas negociaciones sino un ultimátum.
Por otra parte, calificar a Milosevic de Hitler, equivale a decir que Hitler es Milosevic, y eso no es cierto. Se han utilizado recuerdos históricos aterradores, como el genocidio cometido contra los judíos, para diabolizar al enemigo. Traté entonces de darle un sentido exacto a las palabras empleadas en medio de la histeria reinante. Pero tal vez en nuestras democracias, uno no tiene derecho a plantearse ciertas dudas cuando existe una línea oficial machacada por la mayoría aplastante de los medios de comunicación. Pero yo creo que el papel del intelectual es obligarse a no pensar como el medio en el cual vive, sino ver más allá. Es lo que hice y me estrellé con algo que es necesario llamar por su nombre: la ideología dominante. Bueno, hay que dejar al tiempo que haga su obra. Obligatoriamente habrá un retorno a cierto relativismo que redundará en juicios más ponderados. Pero por el momento los Estados Unidos y la OTAN buscan demostrar que tenían razón".
¿Por qué a su juicio una parte del medio intelectual francés hizo de esta guerra, "su guerra"?
"Bueno, los guerreristas son los intelectuales 'mediáticos', que siempre vemos en la TV, no los intelectuales a secas. Los primeros son 4 ó 5 que imponen la línea a la prensa oficial. Estos tienen el título de intelectual, pero están los otros, aquellos que trabajan en la enseñanza, universidades, centros de investigación, etc. He recibido más de 600 cartas de apoyo de profesores de diversas universidades, de provincia y del extranjero. Mi artículo sobre Yugoslavia no era un artículo sectario o partidario. Yo no soy proserbio ni antiserbio, ni proalbanés ni antialbanés. Traté simplemente de escuchar a las dos partes".
¿Cómo se explica esta suerte de sumisión voluntaria de viejas naciones europeas, frente a Estados Unidos?
"Es un largo proceso de sometimiento que en Francia aparece en 1974 bajo la presidencia de Giscard, cuando se dieron los primeros pasos para reintegrar a nuestro país en el esquema Atlántico, en la OTAN. De Gaulle la había abandonado en 1966, pero la burguesía francesa no mantuvo esa posición. En esta guerra la posición de Francia es una de las más sorprendentes.
Algunos amigos diplomáticos me han confidenciado que es posible que a raíz de esta guerra, puede nacer una especie de sobresalto europeo, cierta voluntad de autonomía en relación a Estados Unidos. Porque al parecer, los norteamericanos han tratado a sus 'aliados', de manera particularmente brutal. Ha habido vejaciones, amor propio herido, divergencias al interior de la OTAN, que pueden -espero- hacer nacer una conciencia europea y un sistema de defensa autónomo. Por el momento sufrimos la hegemonía cultural, económica, ideológica y militar de Estados Unidos. Es un fenómeno mundial al cual ni Rusia escapa. Vivimos en una situación imperial".
El intento de linchamiento intelectual del cual usted ha sido objeto, no expresa otra cosa que la dictadura del pensamiento único, del conformismo, fenómenos durante la guerra, particularmente visibles en Francia.
"Es verdad. Existe en Francia una situación particular. Es el único país de Europa donde esta guerra tuvo rasgos de cruzada, en el sentido ideológico de la palabra. Fue llevada a cabo no en nombre de Cristo y del Evangelio, sino por los derechos del hombre, que han servido para esta ocasión como referencia sagrada, trascendente, que según los coaligados, debe estar por encima de toda otra consideración. Ello constituyó un componente ideológico muy fuerte. Sin embargo en Italia, España, Alemania e incluso Inglaterra -aún cuando había una tonalidad dominante favorable a la guerra- argumentar en su contra o plantearse dudas no fue sacrilego. Pero en Francia una atmósfera de histeria ideológica y moral, generó procedimientos intimidatorios y un verdadero terrorismo intelectual, porque supuestamente había algo sagrado que estaba en juego".
¿Por qué justamente en Francia esta visión sacralizada de una guerra imperialista?
"Esa visión sagrada nació de lo que se ha llamado Holocausto, que lógicamente provocó un gran sentimiento de culpa. Pero curiosamente, no se habló de esto durante la guerra de Argelia, ni con ocasión de las innumerables guerras coloniales, donde hubo matanzas espantosas. Hoy la referencia al Holocausto, que es una referencia de la segunda o tercera generación, ha llegado a ser obnubilante, omnipresente. Es muy difícil entonces 'pensar racionalmente' en un ambiente tan intimidatorio. Vea usted, la imagen que más perjudicó a los serbios fue aquella de los andenes atiborrados de mujeres, viejos y niños subiendo a los trenes. Para los occidentales eran imágenes de los años 40, de la guerra. Pero en un caso se trataba de exterminación, en el otro de expulsión. Pero eso lo dice el análisis. La imagen, que incide directamente en la emotividad, hizo la relación en una conciencia culpable como la de los franceses.
Por otra parte está el problema extremadamente grave de la noción de crímenes contra la humanidad. Y bueno, estuve en Yugoslavia y me encontré que a una guerra civil en Kosovo, se había superpuesto una guerra colonial. Ahora bien, no hay guerras coloniales ni guerras civiles sin crímenes de guerra. Pero en Yugoslavia se ha hablado de genocidio. Personalmente no puedo admitirlo".
La TV y los órganos de prensa occidentales, mayoritariamente dóciles ante lo que usted llama línea oficial, aprovecharon sus cuantiosos medios, los adelantos tecnológicos y la experiencia acumulada después de la guerra contra Iraq, para provocar la emotividad de los occidentales, de la cual habla.
"Si, yo diría que es un problema técnico. En este caso el problema técnico es un problema ideológico. Vivimos en la era de la videoesfera, la transmisión de la información por la imagen, la imagen electrónica instantánea en la TV. La televisión no tiene memoria ni prospectiva. Es un medio que tiende a desconectar el acontecimiento de su genealogía, así como de toda consideración estratégica, de anticipación o de previsión. Usted sabe que la TV no es el buen medio para abordar históricamente los problemas históricos. Con la TV tenemos el problema que ésta crea un estado de conciencia colectiva donde el hecho es desgajado de su contexto, extraído del encadenamiento de las cosas, creando emotividad y una reacción extremadamente sensible, donde el sentimiento está por encima del análisis. Y es cierto que utilizar los instrumentos del lenguaje, los instrumentos analíticos, los argumentos, la reconstitución de las causas, tratar de prever las consecuencias, es un método que está en desfase con la sensibilidad colectiva. Es un problema técnico. Pasamos del mundo del papel impreso, al mundo de la imagen. El espíritu público ha cambiado y la TV favorece estos grandes momentos de emotividad, fácilmente manipulables, orientables. ¿por qué cree que la TV occidental no mostró ni una sola imagen de los centenares de miles de serbios deportados de su patria durante estos últimos diez años? La información está hecha para responder a los prejuicios de una sociedad, de su sistema de partidos, etc. Se tiene la información que se merece o que se quiere. Y en el caso de los refugiados serbios, cuando no se quiere publicar tal información, se decide que ésta no existe o simplemente se deja de lado".
Algunos intelectuales y periodistas del establishment lo han acusado de parcialidad, de prejuicios anti OTAN y de falta de ética a raíz del artículo publicado en "Le Monde".
"Lo he repetido hasta el cansancio: el reportaje sobre Yugoslavia apareció en el semanario 'Marianne', es un texto periodístico. En 'Le Monde', me expresé como ciudadano. Se ha querido decir que la mediología no tiene deontología ni ética, que al contrario, tendría el periodismo. Pero como usted sabe, la mediología no tiene nada que ver con los medios de comunicación, a pesar de la similitud de la palabra. No, la mediología se interesa por las interacciones existentes entre cultura y técnica. Nuestros 'Cahiers de Médiologie' están dedicados a temas tales como: el espectáculo, el monumento -es decir los aparatos de la memoria- la bicicleta, el transporte individual. Es una revista académica. Es como preguntarle a un sociólogo cuál es su deontología. Como mediólogos no tenemos deontología. Intentamos analizar como las innovaciones técnicas modifican los estados culturales: ¿qué provocó el paso de la pintura a la fotografía en la concepción del arte? No tiene nada que ver con el tratamiento periodístico de la actualidad, de la información.
No creo en la verdad objetiva, factual, que cada cual podría reconocer independientemente de sus opiniones. La verdad sólo puede nacer de un debate, obligatoriamente contradictorio. Y sobre la guerra, el debate ha sido poco profundo. Yo no poseo la verdad al respecto. Sólo quise decir que el modo como nos informaban de los acontecimientos en Yugoslavia era manipulador y los hechos no correspondían exactamente a la realidad. Que los serbios cometieron errores, faltas y exacciones es evidente. Pero entre ellos y los albaneses había una guerra civil y un pesado contencioso histórico y no se puede hacer abstracción de la historia".
Recientemente algunas organizaciones de los profesionales de la prensa han denunciado el bombardeo periodístico de la OTAN. Se ha dicho que la opinión pública está "otanizada".
"Un aparato económico, político y militar tan poderoso, tiene por supuesto su aparato propagandístico. Es evidente que hay un control sobre los medios de comunicación. Vea usted, este tipo de guerra excluye el reportaje. En Vietnam todavía se encontraban reporteros en el terreno de las operaciones. Hoy la comunicación está centralizada. En Bruselas se proyectan imágenes de video y de síntesis tomadas por los militares y difundidas a los periodistas. No hay presencia de éstos últimos en el acontecimiento mismo. Los bombardeos aéreos masivos permiten centralizar la información. Centralizándola se la controla, se la orienta. Esto ya hace parte de las reglas del juego: el más poderoso tiene más imágenes que ofrecer, más concepciones, ideas, fórmulas. La expresión 'daños colaterales', es una invención que forma parte de la puesta en condición del objetivo, de su ablandamiento. Son expresiones voluntariamente más neutras, que se quieren precisas y quirúrgicas. Así, usted construye un entorno".
La diabolización de Yugoslavia data de hace muchos años. ¿Cuáles son las razones que llevaron a los órganos de prensa occidentales a aplicarle a este país un trato discriminatorio, haciendo de los serbios los "malos" de la película?
"La diabolización de Serbia comenzó con los acontecimientos desatados en Eslovenia y Croacia. Hubo en Europa occidental un movimiento de apoyo a los separatistas. Algunos se percataron luego que los croatas no eran tan angelicales e inocentes. Se afirmó entonces que los serbios eran 'por naturaleza' destructores y bárbaros. La idea de responsabilidad colectiva de un pueblo, es algo que ningún demócrata puede admitir. En realidad, Yugoslavia no aceptaba el nuevo orden mundial. Reticentes a la mundialización, rechazaban la norteamericanización de Europa. Tienen un régimen interno que no es realmente democrático. Pero esta guerra apuntaba también contra Rusia. Se quiso humillarla, castigarla por país interpuesto. Así se creó una especie de consenso (lidereado por la llamada 'comunidad internacional', que en realidad es el grupo formado por el selecto club de los países ricos) estableciéndose un cordón sanitario a su alrededor, forjándose el concepto de pueblo paria. Fui a Belgrado creyendo que había una dictadura y me di cuenta que uno puede hablar en cada esquina con opositores a Milosevic..."
En varios países de la OTAN gobiernan dirigentes socialdemocratas: Solana, Jospin, Blair, Schröderer, D'Alema. ¿Cuál es su impresión sobre el papel jugado por ésta en la guerra contra Yugoslavia?
"Ha sido la guerra de la centroizquierda. Aunque como filósofo soy reacio a utilizar conceptos como socialdemocracia o conservadurismo. Yo diría que fue una guerra hecha por protestantes, una guerra de Europa del norte, contra los ortodoxos. Los países católicos no estuvieron muy entusiasmados con ella. La actitud del Papa por ejemplo. Muy reservado frente a los bombardeos. Y en Italia -país católico por excelencia- hubo una gran reticencia en todos los sectores. Guerra protestante porque en esa lógica se quiere instaurar el derecho teniendo como base la moral. Así, las relaciones internacionales son vistas bajo el prisma de cierto moralismo, de consideraciones de orden humanitario, que pasan por encima de consideraciones relativas al derecho y a la legalidad internacional. Recordemos que ésta fue una guerra ilegal de acuerdo al derecho internacional. Se invocó el derecho internacional al final, pero se lo violó tranquilamente, se violaron las disposiciones jurídicas expresamente señaladas en la Carta de la ONU, y luego se ha tratado de reintegrarlas, para justificar retrospectivamente la agresión. Pero fue una guerra protestante, fundamentalmente de Tony Blair, de Clinton, Estados Unidos y Jospin, que también es de origen protestante.
En todo caso el papel de la socialdemocracia no es nuevo. Los socialdemócratas hicieron todas la guerras coloniales, en Indochina, en Suez contra Egipto y luego contra Argelia".
¿Qué enseñanza retira de este intentó de linchamiento intelectual al que ha hecho frente?
"Bueno, que la prensa en período de guerra hace parte de una máquina de guerra. Y cuando uno incursiona en ese campo, hay que actuar como un combatiente. Yo subestimé la posición partidaria de los órganos de prensa en esta guerra. Incluso de los que siempre me parecieron más 'respetables'. No me había dado cuenta hasta qué punto la prensa dominante en Francia, era una prensa comprometida con la guerra y sus objetivos. Ingenuamente creía que la prensa hablaba de la guerra en circunstancias que hacía parte de ella como un componente más. Se trata de una prensa ideologizada, como toda prensa. La prensa ideologizada no es sólo aquella que lo dice y que exhibe abiertamente una ideología. Puede autocalificarse de neutra, hablar del fin de las ideologías, pero está motivada por un espíritu partidario"
[Punto Final (Chile), 23 de julio de 1999]
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