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16 de agosto de 2008

Carta abierta a BLOGGER/GOOGLE sobre Blog CIENCIAS SOCIALES HOY



CARTA ABIERTA A BLOGGER/GLOOGLE

SOBRE BLOG
CIENCIAS SOCIALES HOY


Desde hace ya más de una semana he constatado que, para mi gran sorpresa, BLOGGER/GLOOGLE, soportes de mi Blog CIENCIAS SOCIALES HOY, han aplicado medidas restrictivas que me limitan gravemente para actualizarlo, limitando la publicación de nuevas páginas y perturbando el funcionamiento general de este Sitio Web.

Esta medida es inexplicable einjustificada, en la medida que se trata de un Blog que da prioridad a la información sobre la actualidad chilena e internacional, a temas educacionales y sociales diversos, que incluye miradas sobre la realidad por intelectuales de gran prestigio, aparte de mis comentarios y artículos sobre los mismos temas. Es decir, se trata de un Sitio Web organizado desde el ángulo de las Ciencias Sociales, para uso de estudiantes, docentes, profesionales, intelectuales, que requieren información y análisis actualizados sobre estos temas para beneficio de su actividad docente o profesional.

Se trata también de una base de datos de consulta permanente sobre temas educacionales o sociales diversos, lo que contituye también una de nuestras prioridades y objetivos. Por lo que resulta evidente que este es un Blog de utilidad social y cultural, en el que no se encontrará ninguna transgresión ni a la moral establecida ni a las "buenas costumbres". Aqui no hay pornografia ni promoción de la violencia ni del tráfico o consumo de drogas, temas que sólo pueden interesarnos como objetos de estudio de las ciencias sociales. Tampoco esto es Spam, puesto que aquí no hay publicidad comercial ni promoción de ventas o de negocios de ninguna especie.

Sólo dicho carácter eminentemente cultural de los contenidos mencionados explica, por lo demas, el crecimiento notable de las visitas del Blog, pasando de aproximadamente 400 paginas visitadas en febrero pasado, a mas de 8900 en el mes de julio reciente (ver cuadros), y con visitantes de más de 20 paises por semana, especialmente del mundo iberoamericano.

Cuando abrimos este Blog en febrero pasado elegimos BLOGGER, no sólo por su facilidad de manejo técnico, sino porque nos parecía una alternativa innovadora y respetuosa de la libertad de expresión, en un mundo en que abunda la censura y el atropello de las libertades, como se constata en diversos países, y en un momento en que comienzan a manifestarse censuras y cierres de Sitios Web por el sólo hecho de ser expresiones disidentes de algunos puntos de vista dominantes. He creido, en ese contexto, que BLOGGER/GOOGLE representan una alternativa libertaria y no represiva en el cybermundo.

Esperamos, por consiguiente, que se trate sólo de un lamentable error de algún funcionario de nuestro soporte BLOGGER/GOOGLE y que las medidas restrictivas o de aparente censura aún vigentes sean eliminadas lo antes posible, para poder proseguir normalmente nuestra actividad en este sitio. Solicitamos igualmente excusas a nuestros lectores por la semi-parálisis forzada del Blog.


EDUARDO AQUEVEDO S.








15 de agosto de 2008

LOS INMIGRANTES, EXCLUIDOS PERO INDISPENSABLES. ENTREVISTA A E. Terray




Entrevista con Emmanuel Terray, filósofo y antropólogo
"La política aplicada no pretende expulsar a la gente, sino aterrorizarla”

www.alencontre.org
[En esta entrevista realizada por la revista à l'encontre www.alencontre.org, EmmanuelSans-papiers. L'archaïsme fatal ("Sin papeles. El arcaísmo fatal"), La Découverte.

Pregunta: Has desarrollado la idea de que uno de los resultados de las restricciones o de las supresiones de los derechos de los inmigrantes ha sido constituir un vivero de mano de obra particular, una deslocalización in situ. ¿Qué entiendes por ello? ¿Qué evolución se ha producido en el curso de los últimos años?

Emmanuel Terray: La reflexión partía de una primera constatación, a saber: remitiéndonos a las evaluaciones del Ministerio del Interior francés, que son las únicas que tenemos, habría entre 300.000 y 400.000 "sin papeles" en Francia. Son evaluaciones, y hay que recordar que el censo de personas en situación irregular no sólo es impreciso, sino difícil de establecer. Lo característico, y es lo que me llamó la atención, es que las cifras proporcionadas por estas evaluaciones no han evolucionado y son constantes desde hace 25 años. Esto es, desde hace 25 años tenemos entre 300.000 y 400.000 "sin papeles" en Francia.

Pero en estos 25 años ha habido dos regularizaciones importantes. La primera, en 1981, con 150.000 regularizaciones de "sin papeles", la segunda en 1997, con 80.000 a 90.000 regularizaciones. Además, cada año son expulsadas entre 12.000 y 15.000 personas, y los "objetivos" actuales llegan a los 25.000. El número de expulsiones tiene tendencia a aumentar en los últimos años. Los regularizados y los expulsados salen de las evaluaciones. Por lo que, a la vista está, el stock se renueva. Y perdónenme esta horrible expresión. En realidad, hay un flotante (de mano de obra) cuyo volumen es imposible de comprimir. Se reconstituye al punto, de forma permanente. Si se reflexiona sobre este carácter permanente, se llega a la conclusión de que los "sin papeles" juegan un papel funcional en la economía francesa. Su presencia forma parte de los mecanismos y de las estructuras mismas de esta economía.

Si examinamos en qué sectores de actividad se encuentran los "sin papeles" vemos que hay cinco sectores en los cuales los extranjeros en situación irregular ocupan un lugar absolutamente importante. Sólo tenemos estadísticas de la represión (las cifras de la inspección de trabajo, las estadísticas policiales, etc.). Estas estadísticas son siempre difíciles de interpretar, porque cuando disponemos de datos hay que preguntarse lo que significan: si la realidad o el hecho de que la vigilancia policial es más importante en un sector que en otro. Nunca estamos demasiado seguros de interpretar estas cifras. A pesar de todo, nos dan indicaciones suficientemente claras para poder señalar cinco sectores de actividad.

El primero de estos sectores es la construcción y las obras públicas. Está claro que los ilegales no están empleados en los grandes grupos de la construcción. No se les encuentra en las grandes empresas de obras públicas, sino entre los subcontratistas. Los cuales son presionados hasta tal punto por los grandes grupos que están obligados a machacar sus precios, y con ellos los salarios. Los pequeños empresarios, si quieren conservar un mínimo de margen, se ven prácticamente obligados por la situación a recurrir a trabajadores ilegales. Cuando se les pregunta sobre ello, dicen: "si no pudiéramos emplear a ilegales, tendríamos que renunciar".

El segundo sector lo constituye la hostelería y la restauración. También éste es un sector "mixto". Por lo general, no hay presencia de trabajadores ilegales en grandes sociedades, pero podemos comprobar que en cualquier restaurante, el comedor suele estar en situación "regular", la cocina "compartida" (el jefe de cocina es regular, pero no así sus ayudantes) y de fregar los platos se encargan siempre trabajadores "irregulares".

El tercer sector importante es la confección, al menos, en la región parisina. Todo el ámbito de la confección, del prêt-à-porter, es atendido en gran medida por talleres "clandestinos". Entre comillas, porque no son tan clandestinos. En general, los trabajadores son chinos.

El cuarto y quinto sectores los constituyen los llamados servicios personales (empleos a domicilio) y la agricultura (en particular, la agricultura de temporada).

Es interesante observar que estos cinco sectores tienen una característica común. Todo el mundo sabe lo que es una deslocalización: una empresa cuyos gastos de mano de obra pesan mucho en la composición final de la cifra de negocios, para hacer economías en sus gastos de mano de obra, detiene la producción en su país de origen y la lleva a un país, por lo general un país del Sur, donde los salarios son mucho más bajos y donde la mano de obra dispone de muchos menos derechos y es más "dócil". De esta forma, las empresas se pueden beneficiar de todas esas ventajas. Teniendo en cuenta los bajos precios de los transportes, por lo general la operación resulta muy beneficiosa. En consecuencia, se han multiplicado las deslocalizaciones en muchos países europeos, con destino a los países del Este, del Magreb, de China, etc. Lo que caracteriza a los cinco sectores que acabo de citar es el hecho de que, físicamente, materialmente, no pueden ser deslocalizados. Por razones muy evidentes: una obra de construcción debe estar en el inmueble será utilizado por los usuarios; un restaurante, donde se encuentren los clientes. Eso no es del todo cierto en el caso de la confección, pero, al menos en Francia, en ese sector se trabaja con flujos extremadamente exigentes: también encuentra ventaja procediendo a una deslocalización in situ. Los servicios personales tienen lugar allí donde se encuentran las personas y la agricultura de temporada donde están las fincas.

La idea de la deslocalización in situ consiste precisamente en que el recurso al trabajo de extranjeros en situación irregular permite reconstruir en nuestras propias ciudades, en nuestros propios países, las condiciones propias de la mano de obra en los países del Tercer Mundo. Esto es, salarios muy bajos, protecciones reducidas al mínimo, nada de derechos sindicales, condiciones de trabajo espantosas, tiempo ilimitado de trabajo, contratos salariales no respetados porque los pagos se hacen siempre en mano, etc. Por consiguiente, las empresas que no pueden deslocalizar, recurren al trabajo ilegal como un sustitutivo de las deslocalizaciones: esto me ha llevado a hablar de deslocalizaciones in situ. En cierta medida, la deslocalización in situ es aún más ventajosa que la deslocalización en el extranjero porque si deslocalizas en el extranjero, por una parte, puedes tener un problema de retrasos (y gastos de transporte para repatriar tu producción), y por otra estás obligado a exportar algunos directivos o algunos técnicos que cuestan muy caro. Cuando deslocalizas in situ, no hay gastos de transporte, no hay demoras ni cuadros expatriados. Pienso que este mecanismo explica la permanencia del trabajo ilegal en nuestras sociedades. Permanencia confirmada por las cifras que he indicado antes y por su carácter estable en el tiempo. Esto es lo que puedo decir sobre la noción de deslocalización in situ.

P.: La aceleración de este proceso se ha producido en el contexto de una mundialización del capital que ha supuesto, al mismo tiempo, una mayor competencia de los trabajadores a escala mundial, una reducción de los derechos (entre otros, la legislación del trabajo) y una llamada “política neoliberal” muy ofensiva, sobre todo desde los años 1980. En este caldo de cultivo, las políticas adoptadas contra los inmigrantes ilegales no dejan de endurecerse, en concierto con las medidas dirigidas a los inmigrantes legales extra-europeos.

E. T.: En el plano político, me gusta distinguir dos períodos. Uno que comienza a finales de los años 1970 y que se extiende hasta el comienzo de los años 2000. La entrada en escena del señor Sarkozy, primero como ministro del Interior y después como presidente de la República, ha representado un giro que intentaré caracterizar. Por lo que se refiere al período 1980-2000, hay que distinguir entre la política anunciada y la política real. La política anunciada consiste en decir: queremos erradicar la inmigración ilegal, esto es, expulsar a los irregulares, enviarles de vuelta a su casa, porque es la mejor manera de integrar y estabilizar una inmigración legal. Este discurso anunciado no ha variado. Tanto por un gobierno de derecha o por un gobierno de izquierda.

Pero si se observa la política realmente practicada -en realidad, para que funcione el mecanismo de deslocalización in situ que acabo de describir- se reúnen en ella dos condiciones: La primera es asegurar la vulnerabilidad administrativa de los ilegales, esto es, que no se beneficien de ningún tipo de estabilidad, de ninguna protección, que sean no ya sólo expulsables en cualquier momento, sino también constantemente expuestos a los chantajes, a la delación y a la extorsión. Su vulnerabilidad es total, están a merced de todas las explotaciones y a todas las esclavitudes. Porque, según la legislación, son delincuentes. En Francia, la estancia irregular está castigada con un año de prisión y 3.750 € de multa. Pero aunque sea raro que los irregulares sean condenados cuando les detienen, entre 3.000 y 5.000 "sin papeles" pasan cada año por las prisiones francesas antes de ser expulsados. Por tanto, existe todo un arsenal represivo puesto en pie contra la inmigración ilegal.

La segunda es que si este arsenal represivo fuera realmente aplicado con determinación, se acabaría por echar a los ilegales y, en consecuencia, ya no podría haber deslocalización in situ. No sé si de forma calculada, pero la legislación represiva es aplicada de forma, digamos, modulada y complaciente. Durante el primer período (1980-2000), la tasa de traslados de "sin papeles" a la frontera fue de 15.000 a 20.000 al año. Ahora está aumentando. Entiéndase bien, cada uno de estos traslados a la fuerza y cada una de estas expulsiones constituye un drama para las personas afectadas: se encuentran de nuevo en países que habían abandonado hace mucho tiempo y donde nadie les espera, sin ninguna clase de equipaje, etc.

Pero si se observa bien, estadísticamente hablando, 15.000 ó 20.000 traslados al año sobre 400.000 no es "gran cosa". Tanto más cuando el número de personas expulsadas es "renovado", por lo general al año siguiente. No es gran cosa, pero sí lo suficiente para mantener a la gente amedrentada. Es lo que ocurre: mantener a los ilegales en el terror de ser arrestados, para obligarles a esconderse, a caminar pegados a los muros, y a no hacer ruido. Al menos, lo suficiente para que el mecanismo pueda funcionar.

Me parece muy importante comprender esto: la política que se proclama no coincide en absoluto con la política que se aplica. La política aplicada no pretende expulsar a la gente, sino aterrorizarla. Aterrorizar expulsando a algunos, aunque no expulsarlos a todos a la vez.

En cuanto a los empleadores, las legislaciones represivas contra el empleo de trabajadores inmigrantes les exponen a dos años de prisión y a 5.000 € de multa. Estas leyes no se aplican. Salvo algunos casos muy raros en que los empleadores también son extranjeros. Pero en lo que se refiere a los grandes libradores, ya sean las grandes empresas de la construcción o de la confección, no hay persecuciones ni condenas.

Tenemos un sistema muy exitoso que se llama el sistema de subcontratación en cascada. La legislación dice: un empresario que contrata a sabiendas, con conocimiento de causa, a trabajadores irregulares, debe ser condenado. El empresario se dirige entonces a un primer intermediario que, por su parte, tampoco emplea a irregulares, sino que se dirige a otro intermediario. Por ejemplo, entre el taller de confección y la gran casa de prêt-à-porter cuales sólo tienen un teléfono y un apartado de correos, y a veces, aunque no siempre, un local. De esta forma, cuando se interroga a la gente del taller como mucho se detiene al encargado, y después al primero de los cinco escalones. Por consiguiente, con esta legislación y este sistema, las grandes empresas de confección se encuentran casi siempre al abrigo. Por lo que sé, hay una empresa que se dejó pillar una vez, en 1996, porque para ganar un poco de tiempo hizo poner las etiquetas de su marca en el taller. Por lo general, las camisas y los pantalones son fabricados en los talleres, y se sacan fuera para ponerles las etiquetas. Pero esta empresa quiso ganar un cuarto de hora, o media hora. Cuando la policía llegó al taller, encontró las etiquetas de marca en los vestidos. Al empresario le cayó una sanción que, supongo, pudo amortizar en un par de meses. Después continuó con su actividad como si nada hubiera pasado.

En términos generales, en Francia, las transgresiones del Código de Trabajo son poco perseguidas. No sólo las que afecta a los extranjeros, sino todas las transgresiones, sean las que sean. Según los inspectores de trabajo, si el número de actas que suelen levantar representan, por poner una cifra, 10, las que llegan a los procuradores, sólo son 2 de cada 10. Y las que el procurador tramita, sin archivarlas inmediatamente, son 1 de cada 5, esto es, 0,4 de 10. Los procedimientos que concluyen con condena son también otro 1 de cada 5, es decir: 0,08 de cada 10. Es un rasgo general. Excepto en el caso de atentados graves a la seguridad laboral, que corresponden al derecho penal, los empleadores están a cubierto. En un doble sentido: por este sistema de subcontratación en cascada y por esta mansedumbre general. No se controla a los empleadores, no son afectados. Esta política ambigua, real, pero ambigua, ha durado hasta comienzos de los años 2000, al margen de las declaraciones de unos y de otros.

Ahora, con Nicolas Sarkozy, la doctrina cambia. Antes se decía: hay que perseguir, acosar a la inmigración irregular, para poder integrar mejor a la inmigración regular. Ahora es diferente, se pretende desestabilizar la propia inmigración regular extra-europea. Desestabilizarla con todo tipo de medidas, haciendo cada vez más difícil el ejercicio de los derechos al matrimonio y al reagrupamiento familiar. Estos dos derechos no han sido abolidos porque Francia tiene firmados tratados internacionales, pero se acumulan los obstáculos y hacer venir a su familia se vuelve una odisea, en la que a cada etapa aparecen nuevas trabas. Hasta el punto de que decisiones favorables de las comisarías no son respetadas por los consulados en el extranjero, y el reagrupamiento familiar se está restringiendo en proporciones dramáticas.

También los matrimonios entre franceses y extranjeros son cada vez más difíciles. Esto está permitido por un rasgo que ya existía en la legislación anterior: las leyes están redactadas de manera que dejan el mayor margen posible a lo arbitrario. Se puede dar un ejemplo: los permisos de residencia han quedado ahora subordinados a lo que se denomina la "condición de integración republicana". Esto es, el respeto a los valores de la República. Estos valores no están definidos en ninguna parte, nadie sabe quién debe vigilarlos, quién debe examinar si se respetan o no. Es evidente que la decisión recae en el personal de las comisarías, responsable de su aplicación, sin que se haga público ningún criterio, sin que se establezca ninguna lista de "valores"... El objetivo es el descrito. Los nuevos permisos de residencia previstos por las dos leyes Sarkozy y la ley Hortefeux pretenden, de hecho, fabricar un inmigrante que venga a trabajar a Francia y que venga solo, sin su familia, que no pueda reclamarse de su lengua y de su cultura: se le pedirá que se asimile a la sociedad francesa. No se le concederá ninguna forma de estabilidad. Hoy día, para los permisos de residencia por motivos de trabajo existen dos categorías. Una categoría asalariada, para obtener un permiso de residencia por trabajo, tiene que obtener antes un contrato de trabajo de duración indeterminada. A quienes tienen contratos temporales, que es el caso de la mayoría de trabajadores extranjeros, se les da permisos de residencia temporales. Lo que significa que para renovar su permiso deben encontrar un segundo contrato de trabajo. Si no tienen trabajo en el momento de la renovación, son pura y simplemente devueltos. El esquema consiste en multiplicar los círculos concéntricos. Se ve claro que es una consecuencia asumida por las autoridades. El día en que los trabajadores extranjeros en situación legal tengan pocas "ventajas" respecto a los trabajadores en situación ilegal, es decir, cuando sean también precarios, estarán también a merced de sus empleadores para obtener un nuevo contrato de trabajo y será el empleador quien decidirá sobre su estancia o no. Los trabajadores estarán entonces en mala posición para reivindicar. Si el margen entre trabajadores legales e ilegales se reduce, alineándose las condiciones de los trabajadores legales con las de los ilegales, ya no habrá interés en contratar trabajadores ilegales. Pienso que esta perspectiva ha sido contemplada desde hace algún tiempo por las autoridades, para volver a los inmigrantes legalmente presentes cada vez más frágiles y al mismo tiempo cada vez más desechables a discreción. En consecuencia, ya no habrá necesidad de los ilegales.

Por lo que se refiere a los "dos círculos", pienso que en realidad hay muchos más de dos. Contemplando la sociedad europea que se está perfilando a través de las legislaciones, que son muy convergentes de un país a otro, tenemos: - el círculo de los ciudadanos de plenos derechos; el círculo de los súbditos de la Unión Europea que circulan libremente por el interior de la UE y que sólo tienen derecho de voto en las elecciones municipales y en las elecciones europeas; y los extranjeros en situación regular, que poseen por tanto un permiso de residencia según los países (10 años en Francia) y que pueden circular sin reservas por el territorio de la UE, pero no tienen derecho de voto; los extranjeros que están en situación legal, pero que sólo tienen permisos de estancia temporales (de un año, por ejemplo) y que no tienen derecho de voto. No pueden circular libremente por el territorio de la UE porque están adscritos al sistema de visados Schengen, es decir, sólo pueden desplazarse tres meses a un territorio distinto al que están registrados. Sus condiciones de integración ya son malas porque con una carta de estancia de un año no pueden obtener un contrato de duración indeterminada, no pueden firmar un arrendamiento de apartamento por tres años, no pueden contratar un préstamo con un banco, etc.; los demandantes de asilo que, en Francia, no pueden trabajar. Están en camino de estar asignados a residencia, todavía no encerrados, pero al menos asignados a residencia. Lo que significa que si su demanda de asilo resulta rechazada, la policía les puede agarrar fácilmente para conducirles a la frontera; los trabajadores extranjeros ilegales.

Tenemos, por tanto, una "sociedad con seis estratos". Es una especie de reconstitución, cada vez más jerarquizada, de las buenas y antiguas sociedades censitarias del siglo XVIII, en las que había ciudadanos activos y ciudadanos pasivos. O de la sociedad de apartheid. Hay que distinguir entre dos apartheids: El primer apartheid en Sudáfrica, instituido por el Doctor Malan, estaba fundado exclusivamente en la desigualdad racial y consideraba a los africanos como gente de raza inferior, por lo que su estatuto era muy desfavorable. Después, desde los años 1960, a causa de las protestas en el mundo y de las sanciones adoptadas por diferentes países, hubo un segundo apartheid, el del señor Botha /2. Se borraron las referencias a la desigualdad racial, que desde un punto de vista "cosmético" ya no eran posibles. Se crearon los bantustanes, Estados formalmente independientes, en las zonas pobres y áridas de Sudáfrica, en los que vivía la mayoría de la población africana. Desde el momento en que los africanos iban a trabajar a las grandes ciudades de Sudáfrica, como Pretoria, el Cabo o Johannesburgo, eran extranjeros y por consiguiente se “beneficiaban” de derechos como extranjeros, reducidos en verdad a muy poca cosa. Se borró la referencia a la desigualdad racial, pero al ser "extranjeros" no podían tener el mismo estatuto legal que los "nacionales". Se vigilaba a quienes llegaban y se les podía expulsar a las reservas, que eran formalmente independientes. Este es el sistema que, en cierta medida, está en curso de aplicación.

En Europa, se está formando una sociedad de tres anillos: - el anillo central, constituido por los países europeos y algunos otros; - el anillo de la periferia inmediata, con Estados a los que se invita a cooperar en el contral y la represión de la inmigración ilegal, y se les paga por ello (Ucrania, Marruecos y Libia, en particular); - y por último, los otros países, los "bantustanes" de los que Europa quiere rodearse. De forma que la jerarquía se encuentra a la vez en el interior de la sociedad y entre los países del espacio geopolítico europeo.

P.: En positivo, el tipo de reivindicaciones necesarias para avanzar -que permitan unificar para luchar contra las fuerzas que fragmentan y jerarquizan- deben articular, dentro del propio movimiento, el derecho a la libre circulación con los otros derechos, sociales, sindicales, civiles y políticos. La "libre circulación" de las personas, tal como se define y se practica hoy día y acabas de exponer, es en realidad muy limitada y está considerada sólo desde un punto de vista utilitarista, el punto de vista patronal. De ahí se desprende, entre otras cosas, la necesidad de aunar libre circulación y derechos, iguales derechos. ¿Qué piensas de todo esto?

E. T.: Tienes razón. Si consideramos la historia de la inmigración en Francia, es muy característico ver que desde los orígenes, desde el siglo XIX, los empleadores han sido siempre favorables a la libertad de circulación. Pero en cada ocasión han sido absolutamente contrarios a la igualdad de derechos. Porque esta desigualdad de derechos les da la "ventaja comparativa" de emplear a extranjeros. Es interesante que el movimiento obrero muchas veces ha tenido la posición inversa: no era muy favorable a la apertura de las fronteras, tenía un reflejo protector, a veces con acentos nacionalistas y hasta chovinistas en Francia. En cambio, una vez que la gente había entrado, el movimiento obrero peleaba enérgicamente, por un interés bien comprendido, para obtener la igualdad de derechos e impedir que los trabajadores extranjeros hicieran "competencia desleal" a los trabajadores franceses.

Este doble aspecto es una constante en la historia de la inmigración. Lo digo claro: queremos ambas cosas a la vez: por una parte, la libertad de circulación y de establecimiento, y por otra, la igualdad de derechos, porque si no es así perdurará la situación actual, incluso en condiciones más difíciles. Ambas son indisociables. ¿Qué es un inmigrante? Es alguien que ha nacido fuera y que ha venido a vivir y a trabajar "entre nosotros". Se puede inventariar en Francia unos cinco millones de inmigrantes, pero de esos cinco millones, hay tres millones de extranjeros y dos millones de ciudadanos franceses. Cuando hablamos de los inmigrantes no hacemos la distinción y a estos ciudadanos franceses, que lo son por adquisición, les tratamos en el mismo bloque con los otros. Desde un simple punto de vista republicano, esto debería estar absolutamente proscrito.

Es aún más extraordinario cuando se trata, como se les suele llamar, de gentes "procedentes de la inmigración" que han nacido aquí. Son ciudadanos franceses: ¿por qué imponerles una especie de marca que los asimila a “inmigrantes”? Nuestro propio discurso resulta tergiversado. Estoy leyendo con pasión una obra de Victor Klemperer (La lengua del Tercer Reich), que debería haber leído mucho tiempo antes. En nuestro discurso, creo, tenemos el mismo tipo de eufemismos. Un término que no me gusta, y que oigo demasiado a menudo, es el flujo migratorio. El "flujo migratorio" es un tipo de eufemismo abstracto que nos permite olvidar que se trata de hombres, de mujeres y de niños, y que el "control de los flujos migratorios" consiste en alambradas, expulsiones, guardacostas que abordan embarcaciones, y demás. Tenemos una especie de lenguaje tecnocrático y abstracto que se parece mucho a la lengua del Tercer Reich, tal como la describe Klemperer. No quiero hacer similitudes abusivas, pero los mecanismos lingüísticos son muy próximos unos de otros.

Se pueden tomar otros ejemplos: el hecho de que hoy día, al menos en el discurso francés, en la terminología, los pobres son reemplazados por los desfavorecidos; los oprimidos -si hay oprimidos es que hay opresores- son sustituidos por los excluidos, formulación mucho más vaga. Insisto en ello porque es una batalla que debemos dar contra nosotros mismos, para escapar del dominio emponzoñado de este discurso difícil de eludir, porque es el hablado por las autoridades, los medios de comunicación y el poder.

En Francia, la sustitución del término "inmigrante" por el de "extranjero" tiene consecuencias dramáticas para la propia situación francesa. Aunque sólo sea porque al mismo tiempo convierte a toda una parte de ciudadanos franceses en "extranjeros".

Emmanuel Terray

Terray , filósofo y antropólogoque ha publicado numerosos textos sobre la inmigración, por ejemplo 1999, critica las políticas en curso en la Unión Europea].

Es autor de numerosas obras, entre las cuales: Le Troisième jour du communisme (El Tercer día del comunismo), Actes Sud, 1992, Lettre à la Fugitive (Carta a la Fugitiva) (1988) y Ombres berlinoises (Sombras berlinesas) (1996) en Ediciones Odile Jacob; Clausewitz (Fayard, 1999).

3 de agosto de 2008

LA PRISION GLOBAL, por John Berger


"Los nuevos muros de la prisión global"
por John Berger.

CLARIN Nº 19-07-08


La extraordinaria poeta estadounidense Adrienne Rich dijo hace poco en una conferencia que: "Un informe elaborado este año por la Oficina de Estadísticas de Justicia revela que una de cada 36 personas que habitan el territorio estadounidense está detrás de las rejas –muchas de ellas en la cárcel, sin condena".

En esa misma charla citó al poeta griego Yannis Ritsos:

"En el campo la última golondrina se había demorado
Suspendida en el aire como una cinta negra en la manga del otoño
No quedaba nada. Sólo las casas quemadas ardiendo quietas".

Apenas atendí el teléfono, supe que eras vos llamándome inesperadamente desde tu departamento en la Via Paolo Sarpi. (Dos días después de los resultados electorales y el retorno de Berlusconi.) La velocidad con que identificamos una voz familiar surgida de buenas primeras resulta reconfortante aunque a la vez un poco misteriosa. Porque las medidas, las unidades que empleamos para calcular la clara distinción que hay entre una voz y otra no tienen ni fórmula ni nombre. No tienen un código. En estos tiempos, todo se vuelve cada vez más codificado.

De ahí que me pregunte si no habrá otras medidas, también sin codificar pero precisas, para poder calcular otras presunciones.

Por ejemplo, la dimensión de libertad circunstancial que existe en una situación dada, su alcance y sus límites estrictos. Los presos se vuelven expertos en esta cuestión. Desarrollan una sensibilidad especial respecto de la libertad, no como principio, sino como sustancia granular. Detectan casi inmediatamente fragmentos de libertad apenas éstos aparecen.

En un día normal, de ésos en que no está pasando nada y las crisis anunciadas a cada hora son las viejas conocidas –y los políticos se presentan como la única alternativa posible a la CATASTROFE – las personas cuando se cruzan intercambian miradas para verificar si los otros estarán pensando lo mismo al decirse para sus adentros: ¡Esto es la vida, entonces!

Generalmente, están pensando lo mismo y en ese instante de experiencia compartida nace una especie de solidaridad anterior a todo lo que pueda decirse o hablarse.

Estoy buscando las palabras para describir el período de la historia que vivimos. Decir que es sin precedente significa muy poco porque todas las épocas han sido sin precedente ¡desde que se descubrió la Historia!

No estoy buscando una definición compleja del período que estamos atravesando –hay muchos pensadores, como Zygmunt Bauman, embarcados en esa tarea esencial. Lo que yo busco no pasa de ser una imagen figurativa que sirva como signo distintivo. Los signos distintivos no se explican totalmente a sí mismos pero ofrecen un punto de referencia susceptible de ser compartido. En eso se parecen a los supuestos tácitos contenidos en los dichos populares. Sin puntos de referencia, se corre el gran riesgo humano de dar vueltas en círculo.

El signo distintivo que encontré es la prisión. Nada menos. A lo largo y a lo ancho del planeta, estamos viviendo en una prisión.

Como el término "nosotros", tanto impreso como pronunciado en las pantallas, se ha vuelto sospechoso desde que lo emplean continuamente quienes están en el poder en la afirmación demagógica de que también hablan en nombre de aquellos a los que se niega el poder, hablaremos de nosotros como "ellos". "Ellos" están viviendo en una prisión. ¿Qué clase de prisión?

¿Cómo está construida? ¿Dónde está? ¿O sólo estoy usando la palabra como figura del discurso?

No, no es una metáfora, el encarcelamiento es real, pero para describirlo debemos pensar históricamente.

Qué clase de prisión?

Michel Foucault mostró gráficamente que la penitenciaría fue un invento de fines del siglo XVIII, comienzos del XIX, estrechamente ligado a la producción industrial y a sus fábricas y su filosofía utilitaria. Anteriormente, había prisiones que eran prolongaciones de la jaula y de la mazmorra. Lo que distingue a la penitenciaría es la cantidad de presos que puede alojar, y el hecho de que todos están bajo vigilancia permanente –gracias al modelo del Panóptico, concebido por Jeremy Bentham, quien introdujo el principio de la contabilidad en la ética.

La contabilidad requiere que se lleve un registro de cada transacción. De ahí las paredes circulares de las penitenciarías, las celdas distribuidas en círculos y la torre de observación giratoria en el centro. Bentham, que fue tutor de John Stuart Mill a comienzos del siglo XIX, fue el principal apólogo utilitarista para el capitalismo industrial.

Hoy, en la era de la globalización, el mundo está dominado por el capital, no industrial, sino financiero, y los dogmas que definen la criminalidad y la lógica del encarcelamiento han cambiado radicalmente. Las penitenciarías todavía existen y se construyen cada vez más y más. Pero las paredes de la prisión ahora sirven ropósitos diferentes. Ha habido una transformación en lo que constituye el área de encarcelamiento.

Hace veinticinco años Nella Bielski y yo escribimos Cuestión de geografía, una obra sobre el Goulag. En el Acto Segundo, un Zek (preso político) le habla a un muchacho que acaba e ingresar sobre sus posibilidades de opción, sobre los límites de lo que se puede elegir en un campo de trabajos forzados.

Cuando vuelves arrastrándote de un día de trabajo en la taiga, cuando te traen marchando de regreso, medio muerto de cansancio y de hambre, te dan una ración de sopa y pan. Con la sopa no hay opción –hay que tomarla mientras está caliente o mientras está por lo menos tibia. Con los 400 gramos de pan puedes optar. Por ejemplo, puedes cortarlo en tres trozos pequeños: uno para comer ahora con la sopa, otro para llevarte a la boca antes de dormirte en tu litera, y el tercero para guardarlo hasta la mañana siguiente a las diez, cuando estás trabajando en la taiga y sientes el vacío de tu estómago como una piedra.

Vacías una carretilla llena de piedras. En cuanto a empujar la carretilla hasta la pila no tienes opción. Ahora, cuando está vacía puedes optar. Puedes regresar con la carretilla como llegaste o –si eres inteligente, y la supervivencia te vuelve inteligente – la empujas así, casi vertical. Si optas por esta segunda forma les das un descanso a tus hombros. Si eres un Zek y te designan jefe de equipo, tienes la opción de jugar a que eres un matón, o no olvidar nunca que eres un Zek.

El Goulag ya no existe. Millones de personas continúan sin embargo trabajando en condiciones que no son muy diferentes. Lo que cambió es la lógica forense aplicada a trabajadores y criminales.

En la época del Gulag, los presos políticos, clasificados como criminales, eran reducidos a esclavos trabajadores. En la actualidad, millones de trabajadores brutalmente explotados están siendo reducidos al estatus de criminales.

La ecuación del Gulag: criminal = trabajador esclavo fue reescrita por el neoliberalismo para convertirse en t rabajador = criminal oculto. El drama de la migración global se expresa en esta nueva fórmula: los que trabajan son criminales latentes. Cuando se los acusa, son hallados culpables de tratar, a toda costa, de sobrevivir.

Quince millones de mexicanos, hombres y mujeres, trabajan en Estados Unidos sin papeles, siendo por ende ilegales. Un muro de hormigón de 1.200 km y una muralla "virtual " de 1.800 torres de observación, están siendo proyectados sobre la frontera entre Estados Unidos y México. Se encontrarán por supuesto formas –todas ellas peligrosas – de eludirlos.

Entre el capitalismo industrial, que dependía de la manufactura y las fábricas, y el capitalismo financiero –dependiente de la especulación del libre mercado y los encargados de compras y ventas (las transacciones financieras especulativas ascienden cada día a 1, 3 billón de dólares; 50 veces más que la suma de los intercambios comerciales)– el área de encarcelamiento cambió. La prisión es ahora tan grande como el planeta y las zonas que tiene asignadas varían y pueden expresarse como lugar de trabajo, campo de refugiados, centro comercial, periferia, ghetto, complejo de oficinas, favela, suburbio. . . Lo esencial es que los reclusos en estas zonas, son compañeros de prisión.

Estamos en la primera semana de mayo y en las laderas y las montañas, sobre las avenidas y alrededor de los portales, en el hemisferio norte, las hojas de los árboles están cayendo. No sólo siguen siendo claras todas sus diferentes variedades de verde sino que la gente también tiene la impresión de que cada hoja es distinta, y es así como descubre, no billones (el dólar corrompió el término), una multitud infinita de hojas nuevas.

Para los prisioneros, los pequeños signos visibles de la continuidad de la naturaleza siempre fueron, y continúan siendo, un estímulo secreto.

Hoy el objetivo de la mayoría de los muros de la prisión (hormigón, electrónicos, patrullados o para interrogatorios) no es guardar a los prisioneros y corregirlos, sino mantener a los reclusos "apartados" y excluirlos.

La mayoría de los excluidos son anónimos –de ahí la obsesión de todos los efectivos de seguridad con la identidad. También son incalculables. Por dos razones. Primero porque su número fluctúa; cada hambruna, desastre natural e intervención militar (¡ahora lo llaman gestión policial!) los hace disminuir o aumentar. Y, en segundo lugar, porque evaluar su número implica confrontar la verdad de que constituyen la mayor parte de los que viven en la superficie de la tierra –y enfrentarlo es caer en el absurdo más absoluto.

Seguramente todos lo habrán notado –los productos pequeños son cada vez más difíciles de sacar de su envase. Algo similar ha sucedido con las vidas de los empleados que ganan bien. Aquellos que tienen un empleo legal y no son pobres viven en un espacio muy reducido que les permite cada vez menos y menos opciones –salvo la alternativa binaria continua de obediencia y desobediencia. Sus horarios de trabajo, su lugar de residencia, sus habilidades y su experiencia anteriores, su salud, el futuro de sus hijos –todo, exceptuando su función como empleados – ha adquirido un segundo lugar insignificante al lado de las exigencias enormes e impredecibles del Beneficio Neto . Más aún, la Rigidez de esta norma de la casa se llama Flexibilidad . En la prisión, las palabras se dan vuelta patas para arriba.

La presión alarmante de las condiciones de trabajo en puestos elevados obligó hace poco a la justicia de Japón a reconocer y definir una nueva categoría forense de "Muerte por exceso de trabajo".

No hay otro sistema posible, se les dice a los que ganan bien. No hay alternativa. Tome el ascensor. El ascensor es tan pequeño como una celda.

"Les peuples n'ont jamais que le degré de liberté que leur audace conquiert sur la peur" Stendhal. Los pueblos nunca tienen otro grado de libertad que el que su audacia conquista al miedo)

Observo a una niña pequeña de cinco años tomando su clase de natación en una pileta municipal cubierta. Lleva un traje de baño azul marino. Sabe nadar y sin embargo todavía no tiene confianza suficiente para nadar sola sin ayuda. La instructora la lleva a la parte profunda de la pileta. La chiquita va a saltar al agua aferrándose a una barra larga que la profesora le extiende. Es una forma de superar su miedo al agua. Ayer hicieron lo mismo. Hoy ella quiere que la niña salte sin sostenerse de la barra. ¡Uno, dos, tres! La chiquilla salta pero a último momento toma la barra. Ni una palabra. Una débil sonrisa pasa entre la mujer y la niña. La chiquita, desenvuelta, la mujer, paciente.

La chiquita se trepa por la escalera para salir de la pileta y vuelve al borde. ¡Déjeme saltar otra vez!, exclama. La mujer asiente. La niña toma aire ruidosamente y salta, con las manos al costado, sin agarrarse de nada. Cuando sube nuevamente a la superficie, la punta de la barra está allí, frente a su nariz. Da dos brazadas hasta la escalera sin tocar la barra. ¡Bravo!

En ese instante que la niña saltó sin la barra, ninguna de las dos estaba en la prisión.

Analicemos la estructura de poder de este mundo sin precedente que nos rodea, y cómo funciona su autoridad. Cada tiranía encuentra e improvisa su propio juego de controles. Por eso a menudo, al principio, no son reconocidos como los controles viciosos que son. Las fuerzas del mercado que dominan el mundo afirman que son inevitablemente más fuertes que cualquier Estado-nación. La afirmación es corroborada a cada minuto. Desde una llamada telefónica no solicitada para convencer a un abonado de que contrate un seguro de salud o una jubilación privada, hasta el ultimátum más reciente de la Organización Mundial de Comercio.

El resultado es que la mayoría de los gobiernos no gobiernan. Un gobierno ya no avanza hacia el destino que eligió. La palabra horizonte, con su promesa de futuro anhelado, ha desaparecido del discurso político tanto en la derecha como en la izquierda. Lo único que queda para debatir es cómo medir lo que hay. Las encuestas de opinión reemplazan el rumbo y reemplazan el deseo.

La mayoría de los gobiernos no guían, juntan el rebaño. (En el argot carcelario estadounidense, uno de los muchos términos para los carceleros es pastores).

En el siglo XVIII, el encarcelamiento durante mucho tiempo fue definido con tono aprobador como "muerte cívica". Tres siglos más tarde, los gobiernos están imponiendo por la ley, la fuerza, las amenazas económicas y toda su batahola, regímenes masivos de "muerte cívica".

Vivir bajo cualquier tiranía, ¿no era acaso en el pasado una forma de encarcelamiento? No en el sentido que estoy describiendo. Lo que se vive hoy es nuevo debido a su relación con el espacio.

Es aquí donde el pensamiento de Zygmunt Bauman resulta esclarecedor. El señala que las fuerzas corporativas del mercado que dirigen ahora el mundo son "extraterritoriales", o sea, "libres de las limitaciones territoriales, las limitaciones de la localidad". Son constantemente remotas, anónimas y por lo tanto nunca deben tener en cuenta las consecuencias físicas, territoriales de sus acciones. Cita a Hans Tietmeyer, presidente del Banco Federal de Alemania: "El desafío actual es crear condiciones favorables para la confianza de los inversores". La única prioridad suprema.

Así, la tarea asignada a los gobiernos nacionales obedientes es el control de las poblaciones mundiales, formadas por los productores, los consumidores y los pobres marginados.

El planeta es una prisión y los gobiernos obedientes, a sean e izquierda o de derecha, son los pastores.

El sistema carcelario opera gracias al ciberespacio. El ciberespacio otorga al mercado una velocidad de intercambio que es casi instantánea, y que es utilizada en todo el mundo de día y de noche para negociar. Con esta velocidad, con esta rapidez, la tiranía del mercado adquiere su licencia extraterritorial. Dicha velocidad, sin embargo, tiene un efecto patológico en sus usuarios; los anestesia. Pase lo que pase, Business As Usual.

En esa velocidad no hay lugar para el dolor: participaciones del dolor quizá, pero no su padecimiento. La condición humana queda, pues, eliminada, excluida, de quienes operan el sistema. Los operadores están solos por ser completamente desalmados.

Antes, los tiranos eran crueles e inaccesibles, pero eran vecinos que estaban sujetos al dolor. Ya no es así y a largo plazo ésa será la falla fatal del sistema.

Las altas puertas vuelven a cerrarse
Estamos en el patio de la prisión
En una nueva estación.
Tomas Transtömer

Ellos (nosotros) son compañeros de prisión. Ese reconocimiento, más allá del tono de voz en que sea enunciado, contiene un rechazo. En ningún lugar como en la prisión el futuro es calculado y esperado como algo totalmente opuesto al presente. Los encarcelados nunca aceptan el presente como definitivo.

Entretanto, ¿cómo vivir este presente? ¿Qué conclusiones sacar? ¿Qué decisiones tomar? ¿Cómo actuar? Tengo algunas pautas para sugerir, ahora que el punto de referencia ya está establecido.

De este lado de los muros la experiencia es escuchada, a ninguna experiencia se la considera obsoleta. Aquí se respeta la supervivencia y es un lugar común que la supervivencia a menudo depende de la solidaridad entre los compañeros de prisión. Las autoridades lo saben: de ahí su uso del confinamiento solitario, ya sea a través del aislamiento físico o su manipulador lavado de cerebro, mediante el cual las vidas individuales son aisladas de la historia, de la herencia, de la tierra y, por sobre todo, de un futuro en común.

Ignoremos el palabrerío del carcelero. Naturalmente, hay carceleros malos y carceleros menos malos. En determinadas condiciones, es útil notar la diferencia. Pero lo que dicen –aun los menos malos – es una basura. Sus himnos, sus lemas, sus palabras mágicas como Seguridad, Democracia, Identidad, Civilización, Flexibilidad, Productividad, Derechos Humanos, Integración, Terrorismo, Libertad, son repetidos incesantemente para confundir, dividir, distraer y sedar a todos los compañeros de prisión. De este lado de los muros, las palabras dichas por los carceleros carecen de sentido y ya no son útiles para el pensamiento. No atraviesan nada. Hay que rechazarlas aun cuando se piensa en silencio para sí mismo.

En cambio, los prisioneros se sirven de un vocabulario propio para pensar. Muchas palabras son mantenidas en secreto y muchas son locales, con innumerables variaciones. Palabras y frases pequeñas, pequeñas pero cargadas de un mundo, como: Yo te mostraré cómo, a veces me pregunto, pajarillo, algo pasa en el sector B, desvalijado, guardate este aro, murió por nosotros, dale, etc.

Entre los compañeros de prisión hay conflictos, a veces violentos. Todos los prisioneros están marginados; aunque existen distintos grados de marginación y las diferencias de grado provocan envidia. De este lado de los muros la vida es mezquina. El hecho de que la tiranía global no tenga rostro alienta las cacerías para encontrar chivos expiatorios, para encontrar enemigos definibles instantáneamente entre los otros prisioneros. Las celdas asfixiantes se transforman así en manicomio. Los pobres atacan a los pobres, los invadidos saquean a los invadidos. A los compañeros de prisión no hay que idealizarlos.

Sin idealización, tomar nota simplemente de lo que tienen en común –que es su sufrimiento innecesario, su resistencia, su malicia – resulta más significativo, más elocuente, que aquello que los separa. Y a partir de esto, nacen nuevas formas de solidaridad. Las nuevas solidaridades comienzan con el reconocimiento muto de las diferencias y de la multiplicidad. ¡Esto es la vida entonces! Una solidaridad, no de masas sino de interconexión, mucho más apropiada para las condiciones de la vida en prisión.

Las autoridades se esfuerzan sistemáticamente al máximo por mantener a los compañeros de prisión desinformados acerca de lo que está pasando en otras partes de la prisión mundial. No adoctrinan, en el sentido agresivo de la palabra. El adoctrinamiento queda reservado para entrenar a la pequeña elite de responsables de las transacciones de compra y venta y los expertos en gestión y mercados. Para la masa de la población carcelaria el objetivo es no activarla, sino mantenerla en un estado de incertidumbre pasiva, recordarle sin remordimiento que en la vida no hay nada más que riesgo y que la tierra es un lugar inseguro.

Esto se realiza gracias a una información cuidadosamente seleccionada, con desinformación, con comentarios, rumores, ficciones. Mientras la operación es exitosa, propone y mantiene una paradoja alucinante, pues engaña a una población carcelaria haciéndole creer que la prioridad para cada uno de ellos es tomar medidas destinadas a propia protección personal y adquirir de alguna manera, pese a estar encarcelados, su exención particular del destino común.

La imagen de la humanidad, tal como la transmite esta visión del mundo, es una vez más sin precedente. La humanidad es presentada como cobarde; sólo los ganadores son valientes. Además, no hay dones; solamente hay premios.

Los prisioneros siempre han encontrado una vuelta para comunicarse entre sí. En la prisión global actual el ciberespacio puede ser utilizado en contra de los intereses de quienes en un primer momento lo instalaron. De esa manera, los prisioneros se informan sobre lo que el mundo hace cada día y rastrean historias eliminadas del pasado y así se mantienen hombro a hombro con los muertos.

Al hacerlo, redescubren pequeños dones, ejemplos de coraje, una rosa solitaria en una cocina donde la comida no alcanza, dolores indelebles, lo infatigable de las madres, la risa, la ayuda mutua, el silencio, la resistencia cada vez más amplia, el sacrificio voluntario, más risa. . .

Los mensajes son breves, pero se extienden en la soledad de sus (nuestras) noches.

La sugerencia final no es táctica sino estratégica.

El hecho de que los tiranos del mundo sean extraterritoriales explica el alcance de su poder de vigilancia aunque también señala su debilidad futura. Operan en el ciberespacio y moran en condominios cerrados. No tienen ningún conocimiento de la tierra que los rodea. Más aún, desprecian ese conocimiento por superficial y sin profundidad. Sólo cuentan los recursos extraídos. No saben escuchar a la tierra. En la superficie son ciegos. A nivel local están perdidos.

Para los compañeros de prisión es justo al revés. Las celdas tienen paredes que se tocan a lo largo y a lo ancho del mundo. Los gestos eficaces de resistencia sostenida están integrados a lo local, cercano y lejano. La resistencia interior, escuchar a la tierra. La libertad está siendo lentamente encontrada no afuera sino en las profundidades de la prisión.

No sólo reconocí inmediatamente tu voz, hablando desde tu departamento de la Via Paolo Sarpi, también pude adivinar, a través de tu voz, cómo te sentías. Percibí tu exasperación o, más bien, una resistencia exasperada, unida –y eso es algo tan típico en vos – a los pasos presurosos de nuestra próxima esperanza.

http://www.ddooss.org/

2 de agosto de 2008

LAS CLASES SOCIALES EN EE.UU. Entrevista a B. Ehrenreich



El último tabú de EE.UU. “Existe ese poderoso mito de que los Estados Unidos no tienen clases”. Entrevista
Barbara Ehrenreich · · · · ·

27/07/08

Barbara Ehrenreich ha sido calificada como marxista sólo por escribir que los Estados Unidos no son una sociedad sin clases. Pero las críticas nunca han evitado que pusiera al desnudo la injusticia social. Emma Brockes habla con ella sobre su nuevo libro, Barack Obama y la gran división de la riqueza.

Hace veinte años, Barbara Ehrenreich escribió un artículo para el New York Times en el que resaltó la creciente desigualdad de la sociedad norteamericana y fue rápidamente denunciada como marxista por un periódico rival. "El Washington Times es una publicación de extrema derecha", sostiene, de manera que no había allí nada sorprendente. Pero la reacción de este periódico ponía de relieve un principio general: mientras uno puede expresar cosas "medianamente salvajes" sobre la raza y el género en los Estados Unidos, persiste cierta timidez al hablar sobre clase. "Existe este poderoso mito de que los Estados Unidos no tienen clases; de que éstas son algo vetusto inglés o europeo que hemos abolido. Y que si no eres rico, es tu maldita culpa."

Con sus 66 años actuales, Ehrenreich ha dedicado la mayor parte de su carrera a desacreditar esta máxima. Su bestseller publicado en 2001, Nickel and Dimed, era un relato del año que pasó intentando sobrevivir con un salario mínimo, lo que provocó que los lectores pudientes de todos lados exclamaran de manera culposa: "¡No teníamos idea!" Sostuvo que las empresas engañan a su personal en materia de salarios (existen 70 demandas judiciales pendientes); limitan el número de pausas para ir al baño que los empleados pueden tomar; les prohíben hablar entre sí o emplear "lenguaje profano" en las instalaciones; y que el empleado de limpieza que uno contrata por medio de una empresa "de buena reputación" probablemente será forzado a limpiar nuestra casa incluso estando enfermo o lesionado. El éxito del libro debe mucho al propio viaje personal de Ehrenreich, quien sugirió la idea a su editor para que un periodista más joven tome ese rol. Pero ella encajaba en el perfil del trabajador invisible: de edad media, mujer y exhausta. Una vez en el lugar, ella fue tratada de modo abusivo por parte de varios jefes, y obligada a dormir en un motel cada noche, dado que no podía costear un apartamento.

Su último libro, que en los Estados Unidos lleva por título This Land Is Their Land: Reports from a Divided Nation [Esta tierra es su tierra: reportes desde un país dividido], es la fuerza que anima todo esto, una colección de columnas que representa casi un manifiesto. El título proviene de una canción de Woody Guthrie, que Ehrenreich no puede soportar escuchar en estos días. Ella escribe: "me estremezco cuando escucho a Woody Guthrie cantar 'Esta tierra nos pertenece a ti y a mí'. De algún modo, no creo que fuera escrita para ser cantada por un coro de operadores de fondos de inversión." (La empresa editorial británica del libro evidentemente pensó que la canción de Guthrie quedaba fuera de contexto, y optó en cambio por el título Going to Extremes.)

La habilidad de Ehrenreich, además de la enorme calidad de su escritura, es ilustrar sus opiniones con una gran cantidad de ejemplos de disputas laborales e injusticias cotidianas poco atractivas que no concitan mucha atención en ningún lado. A través de estos ejemplos, ella detalla el modo en que la riqueza en los Estados Unidos se ha transferido desde abajo hacia arriba, gracias a los recortes de impuestos para los ricos y la reticencia de Bush de regular los mercados, y desnuda la falacia de que el "crecimiento" medido por el PIB sea, para la mayoría de los norteamericanos, sinónimo de una mejor vida.

"Me resultó sencillamente fascinante que sin ser yo una economista, pudiera ver el modo en que en los últimos años el crecimiento se ha desvinculado completamente de los salarios o las condiciones reales de lo que denominamos las personas trabajadoras", sostiene. "Y la razón de que se hayan desvinculado tanto es la enorme desigualdad. De manera que puedes tener muchos indicadores [económicos] que luzcan muy bien, pero estás hablando de una población que está tan dividida que no existe ya un promedio".

Un libro sobre el bienestar de la derecha norteamericana debe luchar por evitar vincularla con una letanía de ortodoxias rivales sombrías. Pero Ehrenreich no ha sido nunca taciturna, y en tal sentido tampoco predecible. Vive en la ciudad histórica de Alexandria, justo al sur de Washington DC, en un caos agradable de artículos y revistas. Sobre una repisa, una tarjeta reza: "No soy, luego compro", pero ella es tan suspicaz de la auto-negación como lo es de la auto-indulgencia, rasgos ambos que ve como artificios. En una columna inusual, Ehrenreich ataca a Jane Brody, el editor de salud del New York Times, quien durante la década de los 90 alabó de manera muy influyente las virtudes de las dietas bajas en grasa y altas en carbohidratos. Además de cuestionar los beneficios en materia de salud de los principios de Brody, Ehrenreich sostiene que son una manera de hacer que quienes mejor están se sientan virtuosos meramente mediante la satisfacción de su propio narcisismo. "La dieta baja en grasas ha sido la camiseta de pelo bajo el tapado de piel: la privación cotidiana que compensa la avaricia ilimitada."

El "incesante sermoneo" que invade la vida moderna provoca un resonante 'váyanse a cagar' en Ehrenreich. Su última fuente de irritación es el "pensamiento en positivo", la filosofía subyacente de buena parte del entrenamiento de vida [life-coaching] y los discursos sobre la motivación [motivational speaking], con el que se chocó durante la investigación para Bait and Switch, el sucesor de Nickel and Dimed. Durante esa etapa, pasó un año intentando desnudar la vida del trabajo de oficina, pero fue disuadida al no poder conseguir un trabajo. En su lugar, Ehrenreich cayó en manos de los buitres que se alimentan de los desempleados y les venden la tranquilidad de que obtener trabajo es sólo cuestión de actitud. Esto se ve ilustrado en el caso de la alegre Kimberly, la "entrenadora co-activa" que Ehrenreich contrató y a quien terminó por querer asesinar. En la medida en que la economía retrocede, uno se pregunta si Kimberly y sus semejantes desaparecerán. "Tiendo a pensar que las perspectivas irracionales y delirantes persistirán", nos advierte.

Ehrenreich está formada como científica, con un título en química y un doctorado en biología celular. Siendo una niña pudo ver ambos lados de la división económica. Su padre era un trabajador minero del cobre del estado de Montana, que obtuvo educación y en cierto momento se calificó como metalúrgico y pudo ascender la escalera empresarial en la empresa Gillette. "Él fue una persona muy excepcional, y él mismo era el primero en decirlo. Pero a la hora de referirse a la gente a la que no le iba tan bien, él nunca dijo –ni tampoco lo hizo mi madre– algo como 'Bueno, nosotros lo logramos, de manera que ellos también pueden'. Ellos reconocían que la suya fue una trayectoria inusual."

¿Se identificaban como de clase obrera?

"No. Creo que hubiesen dicho clase media. Pero creo que mi padre siempre pensó que él no encajaba. Era demasiado tosco. Y sentía mucho desprecio por, digamos, los ejemplares Ivy League [N. del T.: la Ivy League es un núcleo tradicional de ocho universidades de élite del noreste norteamericano] o MBA [N. del T.: maestría en administración de empresas, por sus siglas en inglés]."

Lo que ella ve como la estigmatización de los enfermos en los Estados Unidos es en parte una reacción a un "pequeño extraño detalle" de su niñez. Su madre, que era políticamente más radical que su padre y a quien la joven Ehrenreich miraba a veces con alarma preguntándose si era una comunista, había sido criada por sus abuelos Cientistas Cristianos [Christian Scientist]. "Y mi madre no siguió siendo una Cientista Cristiana en ningún otro aspecto salvo el siguiente: la salud. Era muy malo enfermarse. "Recuerdo cuando, cerca de séptimo grado, yo tenía dificultades en ver el pizarrón", sostuvo. "La gente de nuestra familia no utilizaba anteojos". Ehrenreich sonríe pesarosamente.

Su hijo es escritor y su hija abogada (Ehrenreich está divorciada; se mudó a Alexandria para estar cerca de sus dos nietos), y la mitad de su familia todavía vive de salarios bajos; su hermana y su esposo se han visto hace poco obligados a cancelar su seguro médico. Me pregunto si tuvo problemas éticos a raíz de Nickel and Dimed; ¿no hay algo problemático en que un periodista acomodado simule ser pobre, para luego recibir una buena suma de dinero con el fin de escribir sobre ello?

"Bueno, ya sabes, eso nunca entró en mi cabeza… Lo que comenzó a molestarme un poco fue que parte del asunto era un engaño; tuve que decir a la gente que estaba trabajando en esos empleos porque necesitaba el dinero, lo que no era verdad. Pero siempre intenté decir finalmente a la gente que llegué a conocer cuál era la verdad. Y luego uno puede expiar la culpa por haber recibido ese dinero donándolo. Una simple solución."

Hasta el éxito de ese libro había sido una periodista independiente, y la seguridad, según dice, ha sido maravillosa. No ha tenido un puesto fijo desde su primer trabajo para el gobierno de la ciudad de New York como planificadora en salud, que dejó luego de siete meses cuando decidió que "el gobierno se estaba vendiendo a intereses privados", para ir a trabajar en una estrategia de cabildeo "radical y colectivo" a favor de una mejor cobertura de salud en la ciudad. "Es allí cuando comencé a escribir, porque teníamos un boletín y yo adoraba escribir artículos de investigación".

Hoy en día, mucha gente escribe a Ehrenreich para contarle historias horrorosas en el ambiente de trabajo. La más escandalosa de su nuevo libro proviene de un ex empleado de una empresa grande de ventas, quien contó a Ehrenreich que en 2003 la empresa lo tuvo secuestrado durante seis horas y lo interrogó por haberle dado un descuento a un colega para comprar un videojuego, antes de obligarlo a escribir una confesión falsa y despedirlo. Un ex colega sostuvo que estos incidentes no eran inusuales.

Con Obama en ascenso existe la esperanza de un gran cambio, aunque Ehrenreich permanece, como siempre, cautelosa. Lo ve "virar a la derecha", y se vio desilusionada con su elección de Jason Furman como asesor económico, "quien está a la extrema derecha del partido Demócrata e hizo su reputación como defensor de Wal-Mart [uno de los principales blancos de Nickel and Dimed]. De manera que un poco pensé, OK, no voy prestarle [a Obama] atención por un rato".

Me pregunto si el enorme éxito de Nickel and Dimed, y la obligación de pagar impuestos que presumiblemente vino asociada con él, no ha empujado un poco a Ehrenreich en esa dirección. "¡Ja! Tengo que mirar ese tipo de cosas. Pero no. Siempre lo digo, si pudiera pagar más impuestos a cambio de que me asegurasen que existirán escuelas decentes para mis nietos, que habrá seguro médico para ellos, que habrá seguridad social, en fin, sería maravilloso si hubiera algo a cambio, y que no sean guerras". Ríe a carcajadas. "Pero tal como están las cosas hoy, sólo me enojo más y más".

Barbara Ehrenreich es una periodista norteamericana que goza de gran reputación como investigadora de las clases sociales en EEUU. Esta actividad investigadora le ha ocupado toda su vida desde que se infiltró disfrazada de sí misma en la clase obrera que recibe salarios de miseria en su ya clásico Nickel and Dimed [Por cuatro chavos], un informe exhaustivo de las enormes dificultades por las que pasan muchos estadounidenses que tienen que trabajar muy duro para salir adelante. Luego, años más tarde, repitió la operación centrándose en la clase media, pero esta vez, para su sorpresa, no acabó trabajando de incógnito entre trabajadores, sino que básicamente tuvo que tratar con desempleados sumidos en la desesperación de haberse visto apeados del mundo empresarial. El resultado de esta reciente incursión es otro libro, más reciente, Bait and Switch. The (Futile) Pursuit of the American Dream. [Gato por liebre. La (fútil) búsqueda del sueño americano]. Actualmente dedica mucho tiempo a viajar por todo el país con el propósito de contar sus experiencias a distintos públicos que comparten sus mismas vivencias. Escribe a menudo en su blog (http://Ehrenreich.blogs.com/barbaras_blog/), está muy implicada en poner en marcha una nueva organización dedicada a articular a los desempleados de clase media.

Traducción para www.sinpermiso.info: Juan F. González Bertomeu

29 de julio de 2008

EN EL ANIVERSARIO DE NELSON MANDELA, por P. de la Hoz



Apartheid, tan cerca y tan lej0s.





Pedro de la Hoz • La Habana

En el área de Johannesburgo donde debió erigirse un casino para gente blanca y rica, se halla el Museo del Apartheid. Su creación fue una iniciativa de Nelson Mandela. Una especie de exorcismo contra la mala memoria.

Desde el cartel de entrada, que reproduce la ominosa bifurcación White / Not White, hasta las fotografías gigantescas de niños negros hacinados en los bantustanes y las golpizas propinadas por la gendarmería contra los habitantes de Soweto, los círculos del horror dejan huellas profundas en los visitantes.

Por más de medio siglo en la pasada centuria hubo leyes que consagraron en Sudáfrica uno de los sistemas más repugnantes de la era moderna: Los negros no podían ocupar posiciones en el gobierno ni votar. No podían habilitar negocios o ejercer prácticas profesionales en las áreas asignadas específicamente para los blancos. No les estaba permitido entrar en zonas asignadas para población blanca. Los negros fueron obligados a portar el pass book, documento de identidad que agregaba su clasificación racial, impresión digital e información sobre su autorización para acceder a determinadas áreas blancas solo por causas laborales.

El apartheid no cayó del cielo. Fue el resultado de un largo proceso de colonización por parte de capitalistas europeos, que desplazaron, humillaron y discriminaron a la población nativa, a partir del día en que el holandés Jan van Riebeeck estableció en 1652 el primer asentamiento blanco en la zona.

Dos investigadoras españolas, Corina Galarza y Sonia Escobares, recuerdan que “la colonización había llevado desde un comienzo, al concepto de superioridad del hombre blanco y de las culturas occidentales” y subrayan cómo “el darwinismo social contribuyó a brindar la base legitimadora del segregacionismo, pues separó a los blancos de los negros por representar diferentes grados de evolución cultural. Esto se profundizó aún más a partir de 1910 cuando Gran Bretaña concedió la autonomía al pueblo sudafricano blanco, que pasó a conformar la Unión Sudafricana. La imposición blanca sobre el territorio se produce a partir de la conquista, y mediante la aplicación de una legislatura y administración de la justicia sumamente rígida, tendientes a excluir al pueblo negro de todo poder político”.

Los datos de un censo efectuado en 1981 resultan reveladores. Había 19 millones de negros y apenas 4,5 millones de blancos. Los negros poseían el 13 % de las tierras; los blancos, el 87 %. El salario medio de los negros era de 360 rands; el de los blancos, 750. La tasa de mortalidad infantil para los negros asentados en las "townships", 82 por mil; para los ilegales o no asentados de las "townships”, 107; para las familias de trabajadores migrantes, 227, y para las familias que viven permanentemente en los "homelands", 282. La de los blancos, 4,7. El gasto anual de educación por cada alumno negro, 45 rands; el de cada alumno blanco, 896.

El uruguayo Juan Carlos Onetti, uno de los grandes escritores latinoamericanos de todos los tiempos, no pudo contenerse cuando en los estertores del apartheid, P.W. Botha, presidente de Sudáfrica entre 1984 y 1989, aprobó una ley en la que permitía excepcionalmente el matrimonio birracial.

“Esta anunciada apertura casamentera tiene su control y su limitación —comentó Onetti—. Puede haber matrimonios bendecidos por las leyes sudafricanas y por algún sacerdote no se sabe de qué rito. Pero no se permite ni un poco más. El negro o la negra se casa con blanco o blanca pero debe volver a su reducción, donde se le encierra y se le trata como a un mamífero de dos patas. (…) Según leo, la negra o el negro son escogidos por un blanco o una blanca. Elección que me recuerda la vez que tuve que elegir un perro entre unos 50 que ladraban, aullaban, gemían, se trepaban en las puertas de alambre pidiendo ser liberados. (…) Tal como están las cosas parece forzoso que sean los blancos, machos o hembras, los que se acerquen a las alambradas, observen, calculen, elijan y digan, señalando con un dedo: esto. De esa manera compré mi perro”.


Si Onetti hubiera estado vivo por estos días, en que el mundo celebra el 90 cumpleaños de Nelson Mandela, quizá volvería a la carga con otro punzante comentario ante un inquietante suceso que tuvo lugar durante la cena que en Londres un grupo de personalidades políticas y del ámbito cultural ofrecieron al emblemático líder que padeció represión y largo cautiverio en la época del apartheid.


Según narró el periodista británico John Carlin, en la ocasión fue subastado, entre otras piezas, “un molde de bronce de la mano de Mandela. Will Smith, el actor estadounidense, hizo de subastador, derrochando energía y sentido del humor, y la mano se acabó vendiendo por 2,2 millones de euros. El comprador fue Sol Kerzner, un sudafricano megamillonario que basó su fortuna en una cadena de hoteles y casinos que creó en tiempos del apartheid. Kerzner, un hombre diminuto de unos 70 años, con una esposa despampanante de unos 30, que le hubiera sacado dos cabezas incluso sin los tacones altísimos que llevaba, no hubiera podido levantar semejante negocio, ahora extendido por todo el mundo, sin la ayuda del sistema del apartheid, de cuyas leyes racistas se aprovechó de manera astuta y, según decían los seguidores de Mandela en aquellos tiempos, vil. La exorbitante suma que pagó por la mano de Mandela, sumada a otras donaciones que ha hecho a las causas del ex Presidente sudafricano, le servirán —o al menos eso comentaba alguna gente en la cena— como vía de expiación”.


Y es que el apartheid no está tan lejos como pudiera parecer. Es todavía una honda herida que no debe ser olvidada.

http://www.lajiribilla.cu/2008/n377_07/377_02.html


22 de julio de 2008

DESIGUALDAD DEL INGRESO EN EL MUNDO POR PAISES (INFORME PNUD).



La lista de países por igualdad de ingreso está basada en el coeficiente Gini, de acuerdo al informe de desarrollo humano realizado por la ONU en 2005. Este coeficiente representa el nivel de distribución de ingresos, donde el 0 es que los ingresos y el consumo están exactamente dividos, mientras el 1 representaría que sólo una persona posee toda la riqueza.

La lista adjunta incluye una comparación entre el ingreso del quintil y decil más rico con respecto al quintil y decil más pobre (20% y 10%, respectivamente).

Lista

↓ Territorio ↓ Índice Gini ↓ Deciles ↓ Quintiles ↓ Año ↓
1 Bandera de Dinamarca Dinamarca 0,247 8,1 4,3 1997
2 Bandera de Japón Japón 0,249 4,5 3,4 1993
3 Suecia 0,250 6,2 4,0 2000
4 Bélgica 0,250 7,8 4,5 1996
5 Bandera de la República Checa República Checa 0,254 5,2 3,5 1996
6 Bandera de Noruega Noruega 0,258 6,1 3,9 2000
7 Eslovaquia 0,258 6,7 4,0 1996
8 Bosnia y Herzegovina 0,262 5,4 3,8 2001
9 Uzbekistán 0,268 6,1 4,0 2000
10 Bandera de Finlandia Finlandia 0,269 5,6 3,8 2000
11 Bandera de Hungría Hungría 0,269 5,5 3,8 2002
12 ARY Macedonia 0,282 6,8 4,4 1998
13 Albania 0,282 5,9 4,1 2002
14 Alemania 0,283 6,9 4,3 2000
15 Eslovenia 0,284 5,9 3,9 1998
16 Bandera de Ruanda Ruanda 0,289 5,8 4,0 1983
17 Bandera de Croacia Croacia 0,290 7,3 4,8 2001
18 Ucrania 0,290 6,4 4,3 1999
19 Bandera de Austria Austria 0,300 7,6 4,7 1997
20 Etiopía 0,300 6,6 4,3 1999
21 Bandera de Rumania Rumania 0,303 8,1 5,2 2002
22 Mongolia 0,303 17,8 9,1 1998
23 Bielorrusia 0,304 6,9 4,6 2000
24 Bandera de los Países Bajos Países Bajos 0,309 9,2 5,1 1999
25 Bandera de Rusia Rusia 0,310 0,7 4,8 2002
26 Bandera de Corea del Sur Corea del Sur 0,316 7,8 4,7 1998
27 Bangladesh 0,318 6,8 4,6 2000
28 Lituania 0,319 7,9 5,1 2000
28 Bulgaria 0,319 9,9 5,8 2001
29 Bandera de Kazajistán Kazajistán 0,323 7,5 5,1 2003
30 Bandera de India India 0,325 7,3 4,9 1999
31 Tayikistán 0,326 7,8 5,2 2003
32 Bandera de Francia Francia 0,327 9,1 5,6 1995
33 Pakistán 0,330 7,6 4,8 1998
34 Bandera de Canadá Canadá 0,331 10,1 5,8 1998
35 Suiza 0,331 9,9 5,8 1992
36 Sri Lanka 0,332 8,1 5,1 1999
37 Burkina Faso 0,333 19,3 9,5 1998
38 Yemen 0,334 8,6 5,6 1998
39 Letonia 0,336 9,2 5,6 1998
40 Bandera de Polonia Polonia 0,341 8,6 5,5 2002
41 Indonesia 0,343 7,8 5,2 2002
42 Bandera de Egipto Egipto 0,344 8,0 5,1 1999
43 Bandera de España España 0,347 10,3 6,0 2006
44 Kirguistán 0,348 8,6 5,5 2002
46 Bandera de Australia Australia 0,352 12,5 7,0 1994
47 Bandera de Argelia Argelia 0,353 9,6 6,1 1995
48 Grecia 0,354 10 6,2 1998
49 Israel 0,355 11,7 6,4 1997
50 Bandera de Irlanda Irlanda 0,359 9,7 6,1 1996
51 Bandera del Reino Unido Reino Unido 0,360 13,8 7,2 1999
52 Bandera de Italia Italia 0,360 11,6 6,5 2000
53 Bandera de Nueva Zelanda Nueva Zelanda 0,362 12,5 6,8 1997
54 Jordania 0,364 9,1 5,9 1997
55 Azerbaiyán 0,365 9,7 6,0 2001
56 Bandera de Nepal Nepal 0,367 9,3 5,9 1995
57 Bandera de Georgia Georgia 0,369 12 6,8 2001
58 Maldivas 0,369 10,3 6,5 2002
59 Vietnam 0,370 9,4 6,0 2002
60 Laos 0,370 9,7 6,0 1997
61 Estonia 0,372 14,9 7,2 2000
62 Armenia 0,379 11,5 6,8 1998
63 Jamaica 0,379 11,4 6,9 2000
64 Tanzania 0,382 10,8 6,7 1993
65 Bandera de Portugal Portugal 0,385 15 8,0 1997
66 Mauritania 0,390 12 7,4 2000
67 Bandera de Marruecos Marruecos 0,395 11,7 7,2 1998
68 Mozambique 0,396 12,5 7,2 1996
69 Bandera de Túnez Túnez 0,398 13,4 7,9 2000
70 Turquía 0,400 13,3 7,7 2000
71 Bandera de Trinidad y Tobago Trinidad y Tobago 0,403 14,4 8,3 1992
72 Bandera de Guinea Guinea 0,403 12,3 7,3 1994
73 Camboya 0,404 11,6 6,9 1997
74 Bandera de los Estados Unidos Estados Unidos 0,408 15,9 8,4 2000
75 Turkmenistán 0,408 12,3 7,7 1998
76 Bandera de Ghana Ghana 0,408 14,1 8,4 1998
77 Bandera de Senegal Senegal 0,413 12,8 7,5 1995
78 Singapur 0,425 17,7 9,7 1998
79 Kenia 0,425 13,6 8,2 1997
80 Bandera de Irán Irán 0,430 17,2 9,7 1998
81 Bandera de Uganda Uganda 0,430 14,9 8,4 1999
82 Nicaragua 0,431 15,5 8,8 2001
83 Tailandia 0,432 13,4 8,3 2000
84 Hong Kong 0,434 17,8 9,7 1996
85 Bandera de Ecuador Ecuador 0,437 44,9 17,3 1998
86 Bandera de Uruguay Uruguay 0,446 18,9 10,4 2000
87 Camboya 0,446 15,7 9,1 2001
88 Costa de Marfil 0,446 16,6 9,7 2002
89 Bandera de la República Popular China China 0,447 18,4 10,7 2001
90 Bandera de Bolivia Bolivia 0,447 24,6 12,3 1999
91 Bandera de México México 0,485 45 19,3 2002
92 Filipinas 0,461 16,5 9,7 2000
93 Bandera de Costa Rica Costa Rica 0,465 25,1 12,3 2000
94 Guinea-Bissau 0,47 19 10,3 1993
95 República Dominicana 0,474 17,7 10,5 1998
96 Madagascar 0,475 19,2 11,0 2001
97 Gambia 0,475 20,2 11,2 1998
98 Burkina Faso 0,482 26,2 13,6 1998
99 Bandera de Venezuela Venezuela 0,491 62,9 17,9 1998
100 Bandera de Malasia Malasia 0,492 22,1 12,4 1997
101 Bandera del Perú Perú 0,498 49,9 18,4 2000
102 Malawi 0,503 22,7 11,6 1997
103 Bandera de Malí Malí 0,505 23,1 12,2 1994
104 Níger 0,505 46 20,7 1995
105 Bandera de Nigeria Nigeria 0,506 24,9 12,8 1996
106 Papúa Nueva Guinea 0,509 23,8 12,6 1996
107 Bandera de Argentina Argentina 0,513 [1] 39,1 18,1 2006
108 Zambia 0,526 41,8 17,2 1998
109 El Salvador 0,532 47,4 19,8 2000
110 Bandera de Chile Chile 0,538 [2] 31,3 13,1 2006
111 Bandera de Honduras Honduras 0,550 49,1 21,5 1999
112 Bandera de Panamá Panamá 0,564 62,3 24,7 2000
113 Bandera de Zimbabue Zimbabue 0,568 22,0 12,0 1995
114 Bandera de Colombia Colombia 0,576 57,8 22,9 1999
115 Bandera de Paraguay Paraguay 0,578 73,4 27,8 2002
116 Bandera de Sudáfrica Sudáfrica 0,578 33,1 17,9 2000
117 Bandera de Brasil Brasil 0,593 68,0 26,4 2001
118 Bandera de Guatemala Guatemala 0,599 55,1 24,4 2000
119 Suazilandia 0,609 49,7 23,8 1994
120 República Centroafricana 0,613 69,2 32,7 1993
121 Bandera de Sierra Leona Sierra Leona 0,629 87,2 57,6 1989
122 Botsuana 0,630 77,6 31,5 1993
123 Lesoto 0,632 105,0 44,2 1995
124 Namibia 0,707 128,8 56,1 1993